Desde que hace unos días se anunció que Gerardo (Tata) Martino había sido contratado por el F.C. Barcelona para hacerse cargo de la dirección técnica de su primer equipo de fútbol, he asistido por un aluvión de manifestaciones de hermandad entre su ciudad natal, Rosario, y la del club de fútbol que ahora entrena.
Me parece sorprendente, hasta cierto punto, que la vinculación de estas dos ciudades haya pasado desapercibida para muchos, a pesar de que el F.C. Barcelona cuenta en su plantilla con un rosarino de excepción: Lionel Messi. Además, de este hecho, hubo en la historia reciente del club otros rosarinos, igualmente destacados, que han trabajado y triunfado en el Barça.
Rosario es una ciudad bañada por el río Paraná, es la ciudad más poblada de la pujante provincia de Santa Fe, cuya capital es Santa Fe de la Vera Cruz. La ciudad de Rosario, por lo tanto, no es capital de ninguna provincia de la República Argentina y está reconocida como la tercera ciudad en tamaño en aquél país, después de Buenos Aires y Córdoba, lo que le inyecta ya alguna similitud de falta de capitalidad en el estado, como le sucede a Barcelona, en relación con España. La provincia de Santa Fe destaca por su producción agrícola y ganadera y un cierto desarrollo industrial, cada vez más sobresaliente. Los puertos fluviales de Rosario y Santa Fe le imprimen a ambas ciudades un carácter muy especial, constituyendo en ambos casos dos referentes de relación económica muy importante por la proximidad con Paraguay y con la capital federal argentina. Rosario tiene una actividad económica muy destacada y se la conocía como la Chicago argentina por su desarrollo industrial.
Rosario es un hervidero futbolístico desde siempre. Rosario es, sin lugar a dudas, la verdadera capital del fútbol argentino. La Asociación Rosarina de Fútbol es una de las instituciones de mayor renombre en el panorama asociativo en el país. La ciudad de Rosario siempre contó con destacados cuadros en el panorama futbolístico argentino, muy centrado en la capital Buenos Aires de donde son los dos equipos más laureados nacional e internacionalmente, es decir, respectivamente River Plate y Boca Juniors. Newell’s Old Boys y Rosario Central son los dos clubes que compiten por la superioridad futbolística local. El Club Atlético Rosario Central se funda en 1889, mientras que Newells Old Boys se constituye a finales de 1903. En la actualidad hay 65 clubes en Rosario con más de mil equipos y unos 17.000 deportistas. La división entre las aficiones de Newell’s y Rosario Central se aprecia con el primer paseo que tuve oportunidad de hacer por la ciudad, en mi primera visita a Rosario en el 2012. Entrar en territorio “leproso” significa ver la ciudad con un prisma rojo y negro, los colores de Newell’s, Ñuls para los amigos, en tanto que caminar hacia el norte de la ciudad en dirección hacia Arroyito es adentrarse en terreno azul y amarillo, la enseña pictórica de Rosario Central, la denominada academia rosarina cuyos seguidores se les apoda “canallas”. Un seguidor del equipo canalla fundó hace unos años en Barcelona un equipo de futbol, que compite en las categorías de fútbol aficionado de la federación catalana, con el nombre de Rosario Central Catalunya.
La rivalidad entre ambos cuadros es absoluta. Conozco amigos de uno y otro cuadro que en sus recorridos en automóvil por la ciudad tratan de evitar a toda costa pasar por territorio del adversario para no ver dañada su vista con los colores que le son ajenos. Una rivalidad que también tiene su parangón en el futbol español, solo con la gran diferencia de la distancia entre rivales. Les trato de explicar a mis conocidos y amigos rosarino que les admiro por la valentía en mantener esta deportiva disputa vivida en el día a día; esto tiene mucho mayor mérito que hacerlo entre Barcelona y Madrid, con 650 quilómetros de distancia, por mucho que el puente aéreo o la alta velocidad ferroviaria haya acercado las dos ciudades.
La conexión rosarina y barcelonesa viene de lejos y, revisando las hemerotecas, con muy poca profusión de datos al respecto, incluso cuando “el flaco” César Luis Menotti dirigió –después de haber hecho campeones del mundo a la selección argentina en 1978- al Barça con Maradona en sus filas en la temporada 1983-84. Menotti, además, inculcó en el juego de Barça una impronta perdurable en el tiempo. No puedo dejar de mencionar en esta reflexión al “Tito” Bonano, otro rosarino de paso discreto pero eficaz defendiendo la portería del FC Barcelona, justo antes de la aparición de Víctor Valdés. Bonano, además, hizo de valedor de Messi en sus primeros pasos con el equipo profesional del Barça, función que luego heredarían Gaby Milito y Mascherano. Este último, por cierto, nacido en la población de San Lorenzo, en la provincia de Santa Fe, descubierto por Jorge Solari, se formó como jugador en la escuela Renato Cesarini de Rosario, antes de dar el salto definitivo a River Plate y de ahí a Brasil, antes de empezar su trayectoria profesional en equipos europeos hasta recalar, reconvirtiendo su posición habitual en el medio del campo por la del centro de la defensa, en el FC Barcelona, de la mano de Guardiola.
Roberto “el Tito” Bonano tuvo un encontronazo fortuito, en su época en las divisiones inferiores de Rosario Central, con otro distinguido santafecino para los anales del futbol barcelonista, Juan Antonio Pizzi. Pizzi, con tan solo dos años en el Barça, resultó inmortalizado con el calificativo de “macanudo” por el periodista y locutor Joaquim María Puyal, con ocasión de una épica remontada culminada con uno de sus goles, en una imborrable eliminatoria de la Copa de España, en la que el Barça remontó el partido que le enfrentaba al Atlético de Madrid, en la temporada 1996-97. El mencionado encontronazo con Bonano acabó con una lesión para el joven Pizzi que le supuso jugar el esto de su vida con un solo riñón. Juan Antonio Pizzi es, en la actualidad., el director técnico de San Lorenzo de Almagro.
Siempre me resultó curioso, hasta que conocí la ciudad de Rosario en persona y el ambiente futbolístico que impregna cualquier rincón de la ciudad y de casi todas las conversaciones, que Pep Guardiola, antes de debutar como entrenador de un equipo de fútbol profesional, viajara a la República Argentina y mantuviera largas conversaciones, en formato de clases aceleradas, con dos destacados entrenadores nacidos en la ciudad de Rosario: “el flaco” Menotti y “el loco” Marcelo Bielsa. Menotti empezó como jugador en Rosario Central, en 1960, y debutó como director técnico entrenando en 1970 a Newell’s Old Boys, aunque dirigió a Rosario Central en dos épocas distintas de su trayectoria, en 1971 y más tarde en el 2002, hasta el 2005, poco antes de su retirada como entrenador. Bielsa, por su parte, debutó como jugador y entrenador en Newell’s Old Boys, en 1976 y 1990, respectivamente. El estadio de los Ñuls lleva, desde finales del 2009, su nombre en reconocimiento por su labor en el club. En esta misma celebración el club decidió dedicarle a Gerardo “el Tata” Martino una de las tribunas del estadio.
Desde el plano formativo, y probablemente mucho menos conocido, es el caso de Maxi Rolón, categoría 95, nacido en Rosario y que actualmente juega en el Juvenil A del FC Barcelona. Rolón es uno de los muchos frutos del proyecto que inició el Barça en Argentina con la escuela de formación en el predio de La Candela en las afueras de Buenos Aires.
Otros conocidos nombres del panorama futbolístico internacional son de origen rosarino, y aunque no relacionados con el FC Barcelona, merecen que los mencione como homenaje a esta verdadera cuna de excelentes deportistas. Es el caso de Batistuta, Griffa, Sensini, el “Killy” González, Carnevalli, el ya citado Solari, así como Jorge Valdano y, de mayor actualidad, Banega, Demichelis, Di Santo, Ángel Di María y Lavezzi.
Aunque no relacionado con el binomio Rosario-Barcelona, no puedo dejar de citar a otros ilustres rosarinos del mundo de la cultura. Así como la figura del barcelonés Joan Manuel Serrat, idolatrado en cualquier rincón del país argentino, está asociada el Barça, la de Fontanarrosa, nacido en Rosaril, lo está con la novela y el feliz arte de escribir cuentos (historias cortas). Muchas de estas conmovedoras historias tiene el ambiente futbolístico como argumento. El “negro” Fontanarrosa, fallecido en 2003, nunca ocultó su pasión por el CA Rosario Central. Este gran escritor comparte cartel, en forma de mural en un restaurante de la ciudad, cercano a la antigua sede Central del ferrocarril, junto a Lionel Messi y el Che Guevara. En la esfera musical, sin embargo, los referentes rosarinos más conocidos por este lado del Atlántico, son las de Fito Paez, Juan Carlos Baglietto y Litto Nebbia.
Para completar este panorama voy a referirme a otra conexión entre Barcelona y Rosario. Esta tiene que ver con el ámbito formativo pero, por su enorme calado y visión de futuro, no puedo dejar de mencionarla. En marzo de este mismo año surgió la oportunidad de responder a una importante necesidad sentida por la Fundación Lionel Messi. La Fundación, en boca de Jorge Messi, padre de Lionel, manifestó la importancia de la formación especializada en los dirigentes del deporte en Rosario y en toda la provincia. La Barcelona School of Management, escuela de negocios de la Universitat Pompeu Fabra de Barcelona, que imparte un Máster en Dirección y Gestión del Deporte desde hace siete años, diseñó un posgrado en Gestión de Entidades Deportivas que ha empezado su andadura hace apenas un par de meses. Participan en esta edición del curso que se lleva a cabo en las dependencias de la Fundación Lionel Messi en Rosario, un destacado grupo de dirigentes de los clubes locales, así como de otros de la provincia, como es el caso de Club Atlético Rafaella, Club Unión y Club Colón de Santa Fe, además de otros destacados deportistas y, especialmente, responsables de las políticas publicas en materia deportiva de la municipalidad de Rosario y de la provincia de Santa Fe. El profesorado está constituido por una nómina equilibrada de docentes argentinos y de Barcelona, como si se tratara de la mejor apuesta futbolística de un equipo con las mayores expectativas para cumplir los objetivos propuestos.
Agradezco a Daniel Vitali y Mario Óscar Giammaría algunas referencias bibliográficas sobre la historia del fútbol en Rosario, el detalle de algunos de los nombres que aparecen reproducidos en mi escrito y apuntes que me han permitido enriquecer esta reseña. Quisiera además reproducir una frase redactada por Mario que me impactó y que comparto plenamente, a pesar de que creo haberla pronunciado en forma parecida en más de una oportunidad, “sólo unas pocas cosas permanecen inalterables, la pasión por el fútbol es una de ellas”.