El futuro de los Juegos Olímpicos
Faltan escasamente unas pocas semanas para que se inauguren los Juegos Olímpicos de Río 2016, unos Juegos Olímpicos que vienen precedidos de infinidad de noticias relacionadas con los problemas, de diferente índole, que han afectado todo el proceso de desarrollo desde la designación de Río de Janeiro en la CXXI Sesión del COI el 2 de octubre de 2009 en Copenhague.
Problemas políticos, problemas económicos, problemas relacionados con la evolución de las obras de determinadas sedes, el reciente virus del Zika entre otros muchos más problemas, han hecho replantear el modelo de los Juegos Olímpicos basado en obras faraónicas y grandes inversiones que, una vez pasados los Juegos, no quedan como legado para las ciudades organizadoras y sus habitantes.
Algunos de los ejemplos de fracaso organizativo en anteriores ediciones de los Juegos Olímpicos pueden ser el de Montreal 1976, donde los Juegos resultaron un desastre financiero que aún hoy siguen pagando sus ciudadanos. Los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, queriendo organizarlos sin apenas impacto urbano, infraestructuras y donde, además, hubo un atentado terrorista. El último de los ejemplos, justo antes de la crisis económica, es el de Atenas 2004, donde falló la organización y hubo mucha corrupción durante todo el proceso desde la designación hasta la celebración de los Juegos Olímpicos.
Además de los Juegos Olímpicos existen también otros casos donde se aprecia que el modelo actual se encuentra totalmente obsoleto, son ejemplos actuales como los problemas existentes con la sede de Guadalajara (México) de los Juegos Panamericanos del próximo año o, un caso más cercano, como son los Juegos del Mediterráneo de Tarragona 2017 que atraviesa por grandes problemas económicos y de puesta en marcha de instalaciones clave para el desarrollo de los Juegos que todavía no se están llevando a cabo a falta, escasamente de un año para la celebración del evento.
De todas maneras, también existen ejemplos de éxito, quizás los más destacados sean los Juegos de Barcelona 1992 y Sidney 2000. El modelo de Barcelona es el ejemplo que se ha intentado seguir en siguientes ediciones, donde, aprovechando la celebración del evento se han rediseñado determinadas zonas de la ciudad que, una vez transcurridos los Juegos Olímpicos, la han posicionado como uno de los destinos turísticos más importantes de todo el mundo. Las inversiones olímpicas de Barcelona y su impacto socioeconómico no tienen comparación con ninguna otra ciudad organizadora de los Juegos.
Ante esta situación, es necesario un replanteamiento, por parte del Comité Olímpico Internacional, sobre cuáles han de ser los aspectos más importantes a la hora de escoger las sedes organizadoras de los Juegos Olímpicos. Para Isidre Rigau, profesor del Módulo de Eventos Deportivos del Máster en Gestión y Dirección del Deporte, consultor en planificación estratégica de los Juegos Panamericanos de Guadalajara 2017 y con más de 5 años de experiencia en grandes eventos deportivos, “las claves deberían ser: capacidad organizadora, tradición deportiva contrastada, un proyecto de deseado y transformador de la ciudad y su entorno, e ilusionante, realismo en el diseño de las instalaciones adecuados a la sociedad, su entorno, sus capacidades económicas y sociales, al legado y la sostenibilidad. Las instalaciones deben responder a su vida útil, 30 – 40 años y no a los requerimientos discutibles de los 16 días de los JJOO”.
El formato deportivo de los Juegos Olímpicos también ha de evolucionar, “la forma de consumir los productos televisivos han cambiado en los últimos 10 años y estos cambios han venido para quedarse y acentuar que estamos en la era digital, afecta a la demanda audiovisual, a los contenidos, muchos de los deportes que hay en el programa olímpico, hace décadas que son cuestionados, no pondré ejemplos, algunos corresponden a modelos o estereotipos del siglo XIX y muchos del siglo XX, ya caducos.” nos comenta Isidre Rigau. La -rápida- irrupción de las nuevas tecnologías, las retransmisiones deportivas, la interacción en tiempo real durante las competiciones deportivas, la manera de consumir los grandes eventos deportivos por parte de las nuevas generaciones, son algunos de los cambios que se han de acometer en el corto plazo para que los Juegos Olímpicos puedan llegar al público más joven, “el mundo federado representa solamente el 12 – 15% de la práctica deportiva cotidiana, sin los jóvenes, no hablo de los deportistas, sin audiencia joven los JJOO no tienen futuro.” concluye Isidre Rigau.
Es evidente que el Comité Olímpico Internacional ha de tomar las medidas adecuadas para ir adaptando el evento más importante y con más repercusión mundial como son los Juegos Olímpicos a una nueva realidad y necesidad por parte de la sociedad que ha ido evolucionado de una forma acelerada durante las últimas décadas.