El pasado viernes 25 de abril Tito Vilanova nos dejaba a la edad de 45 años a consecuencia de un cáncer en la glándula parótida que se le detectó en noviembre de 2011. Desde el Máster en Dirección y Gestión del Deporte queremos hacer nuestro pequeño homenaje a esta gran persona que desde hace unos días ocupa un lugar en el corazón del mundo del deporte y en especial, de los aficionados barcelonistas.
Nacido en Bellcaire de l’Empordà, los que le conocen hablaban de él como una persona sencilla, educada y prudente, pero sobre todo buena persona. A los 13 años cumplió uno de sus primeros sueños entrando a formar parte de La Masía, lugar que empezó a forjar la leyenda en la que se convertiría años después.
Como futbolista estuvo en el filial barcelonista y luego pasó por muchos otros equipos como el Figueras, el Celta, el Badajoz, el Mallorca, el Lleida y el Elche, terminando su carrera en la Gramanet. Sus entrenadores dicen que destacaba sobre todo por una gran técnica y primer toque, pero especialmente por su sobresaliente entendimiento táctico del juego y su capacidad de análisis, ingredientes que le sirvieron para consagrarse como entrenador.
Pep Guardiola, que coincidió con Tito en el futbol base blaugrana, conocía estás aptitudes y no dudó en llamarlo para ser su ayudante en el Barça B. La dirección de Pep y el conocimiento de los rivales de Tito fue el cóctel perfecto para el éxito y ambos consiguieron ascender al filial barcelonista a Segunda B.
El destino les deparó un reto mayor solo un año después, el de dirigir al primer equipo. Ambos convirtieron al Barça en el mejor equipo del mundo y conquistaron 14 títulos de 19 posibles, un éxito sin precedentes. Fue un último año complicado, pues a principios de temporada una maldita enfermedad llamada cáncer quiso robar el protagonismo de Tito. No lo consiguió. Tito se sobrepuso meses después y a final de temporada pudo cumplir el sueño de su vida: convertirse en el entrenador el primer equipo.
El día de su presentación le preguntaron por el difícil reto que suponía de dirigir al F.C.Barcelona y contestó con una sonrisa:“Al lado de lo que he pasado, esto puede ser un juego de niños”, demostrando una vez más su espíritu de lucha y abanderado en todo momento por su “Seny, pit i collons” desde el primer día como técnico.
Tito fue capaz de mantener la esencia del mejor equipo del mundo y logró ganar en 2013 una Liga histórica en la que el conjunto azulgrana llegó a sumar 100 puntos, igualando el récord histórico de la competición. Pese a recaer de la enfermedad a mitad de temporada, nunca abandonó al equipo. Empujaba y dirigía desde la distancia siendo capaz de transmitir su fuerza. Era el primero en animar a los jugadores en momentos difíciles cuando era él quien más necesitaba el aliento de los demás. Fue capaz de volver y vencer. Momento histórico la entrega del título en la que alzó el trofeo junto a Eric Abidal ante el aplauso del Camp Nou y de todos los jugadores, miembros del staff técnico y familiares.
Su lucha no cesaba. Lo que más deseaba era entrenar y estar con el equipo. Empezó a preparar la pretemporada, pero cuatro días después del inicio de los entrenamientos el barcelonismo recibía la noticia de que Tito no podría hacerse cargo del equipo. Sufrió una inesperada recaída y necesitaba seguir plantando cara a la maldita enfermedad. Su amor por el club le impedía en algunos momentos ver la realidad, pero era el momento de pensar en él, de coger fuerzas y de estar con su familia y amigos más cercanos.
En su carta de despedida como entrenador nos decía:
“Gracias Barça, gracias a todos. Después de cinco años maravillosos formando parte de un equipo que ha hecho realidad los sueños de cualquier entrenador, ha llegado el momento de afrontar un cambio en mi vida profesional para dedicar fuerzas y energías a continuar el proceso de la enfermedad que me diagnosticaron hace un año y medio”…
Siempre correcto. Siempre honesto. Siempre honrado. Siempre sencillo. Siempre culé…luchó durante los siguientes meses en su más absoluta intimidad junto a los que más le querían. El club, el equipo y la afición se acordaban de él en el mes de octubre y le daban toda la fuerza que necesitaba en el clásico de liga contra el eterno rival con un espectacular mosaico.
Continuó con su particular batalla hasta que unas complicaciones el pasado jueves le obligaban a ingresar en la Clínica Quirón para ser operado de urgencias. El viernes, lamentablemente, se despedía para siempre de sus seres más queridos y de todos nosotros…
Fue un ejemplo de vida para todos, luchó hasta el final pese a las muchas adversidades que se le presentaron en el camino y en ningún momento bajó los brazos. Su despedida debía de estar a la altura de su persona y nunca se hubiera imaginado que su nombre ocuparía el corazón de tanta gente.
Todos los equipos de 1a y 2a división española y muchas otras secciones, deportes y entidades quisieron guardar un minuto de silencio en honor a Tito Vilanova. El mundo del deporte y mucha más gente se volcó especialmente con mensajes hacia Tito y a sus familiares más cercanos.
El club quiso rendirle homenaje el fin de semana habilitando en la tribuna del Camp Nou un espacio memorial para recordar su figura. Las muestras de apoyo llegaron de todas partes, jugadores, deportistas, entrenadores, personalidades y aficionados de todas las edades acudieron al espacio memorial para decirle adiós. Alrededor de 53.000 personas homenajearon a Tito Vilanova en el espacio memorial, mediante mensajes de reconocimiento, ramos, miles de flores y objetos personales que lo ensalzaban aún más.
Ayer por la tarde, familiares, amigos y compañeros de profesión despidieron a Tito Vilanova en una emotiva misa celebrada en la Catedral de Barcelona. No faltó nadie para darle el último adiós. Especialmente emocionantes fueron las palabras de su amigo Jordi Roura y de sus hijos deshaciéndose en elogios hacia su padre. Más de 1.500 personas estuvieron en la basílica para despedirse del ya siempre eterno Tito.
Desde aquí queremos mandar todo nuestro apoyo a sus familiares y amigos, en especial a su esposa Montse, a su hija Carlota y a su hijo Adrià, que siempre han estado a su lado en todo momento. El espíritu de lucha de Tito será su fuerza y como expresaron durante sus parlamentos Tito siempre vivirá dentro de ellos y de las personas que le querían.
¡Hasta siempre, Tito!
Descansa en paz