diciembre 2013

La utilidad pública del deporte: usos y abusos

31/12/2013|

La Comisión Europea tiene en cartera el inicio de un proceso de investigación que afecta a siete clubes de la Liga de Fútbol Profesional española. Esta noticia, sorprendentemente anticipada por el ministro de Asuntos Exteriores del gobierno de España José Manuel García Margallo, pone sobre el terreno de juego una posible violación de las leyes de la competencia. Los clubes señalados por la Comisión Europea son el Elche, Hércules y Valencia, además de los cuatro clubes que no se han convertido en sociedades anónimas deportivas, Athletic Club de Bilbao, FC Barcelona, CA Osasuna y Real Madrid.

El expediente que la Comisión Europea va a abrir a estas siete entidades tiene un denominador común: el aprovechamiento de ayudas públicas que traspasan la legalidad vigente y provocan una situación de ventaja comparativa ilegal frente al resto de competidores. La situación de cada uno de estos siete clubes en relación con el incumplimiento de las bases de la competencia son de índole diversa. En la mayor parte de los casos se trata de acciones relacionadas con operaciones inmobiliarias que han permitido a dichos clubes a emprender operaciones de remodelación de sus estadios o la construcción de ciudades deportivas. El hecho de que de Bilbao, Barcelona, Osasuna y Real Madrid todavía no se hayan convertido en sociedades anónimas deportivas es otro de los aspectos que la Comisión no ve con buenos ojos. Otro frente de acción es el que ofrece el panorama de deudas contraídas por muchos clubes con la Hacienda Pública y la caja de la Seguridad Social. Cualquier empresa, en condiciones similares, habría recibido un trato sustancialmente diferente, lo que supone una discriminación difícilmente justificable ante cualquier organismo que vele por la igualdad de oportunidades.

Ante todo ese complejo panorama económico-deportivo subyace una cuestión de fondo que tiene que ver con las ayudas públicas a la iniciativa privada. Todos los clubes que compiten en la liga profesional española son entidades privadas, sea en el formato de clubes de socios, como de sociedades anónimas deportivas. El marco jurídico de referencia otorga a aquéllos cuatro clubes la potestad de decidir si quieren continuar con su actual estatus o convertirse en sociedades cuyo capital se distribuye en acciones. De no mediar una normativa europea que obligara a todos los clubes que participan en las competiciones europeas internacionales a convertirse en sociedades anónimas, los cuatro equipos de la liga española respetan la legislación vigente. De todos modos, de la misma forma que la UEFA adapta la regulación en materia laboral a, por ejemplo, los derechos de retención de los deportistas, también estaría capacitada para obligar a un cambio de estatus a los clubes que participan en sus competiciones, entendiendo que de esta forma no se vulneran las más elementales reglas de la competencia al beneficiarse, por ejemplo, de obligaciones tributarias más interesantes que los clubes convertidos en sociedades.

Las obscuras operaciones de recalificación de terrenos y las ayudas públicas para la construcción de nuevos espacios deportivos planea sobre clubes que, como el Athletic de Bilbao y Real Madrid, han emprendido arriesgadas opciones de conversión de espacios privados a cambio de privilegios para la construcción de edificios de oficinas y centros comerciales. Las acusaciones referidas a las ayudas públicas desproporcionadas y la permuta fuera de la legalidad de terrenos afectan, respectivamente, a estos dos clubes.

El caso de los equipos de la Comunidad Valenciana, es decir, Elche, Hércules y Valencia, tiene que ver con otro tipo de problemática: la financiación pública de sus operaciones inmobiliarias. En los tres casos, dichos clubes fueron avalados por el gobierno regional que finalmente tuvo que hacerse cargo de las deudas por un importe aproximado de 118 millones de euros. El argumento esgrimido ahora por el gobierno de Rajoy, en boca del ministro Margallo, es que las operaciones se hicieron en condiciones de mercado, lo que realmente provoca asombro y sorpresa viendo el conjunto de operaciones inmobiliarias que han convertido la costa levantina en un amasijo de cemento en forma de viviendas para la segunda residencia. La Liga de Fútbol Profesional defiende a sus afiliados, ya sean los clubes de socios o las sociedades anónimas deportivas, con el argumento de que todas las operaciones financieras se han llevado a cabo de acuerdo con la normativa vigente.

En el fondo del debate subyace la cuestión de la naturaleza de la situación y del bien que es objeto de la controversia, es decir, de dar respuesta a la pregunta de si estamos frente a un bien de características de bien público o privado. Para que un bien sea considerado como bien público no debe ser ni excluible ni rival. Un bien es excluible cuando existen mecanismos que impiden su disfrute por parte de una persona, en tanto que se trata de un bien rival en aquellos casos en los que el consumo por parte de una persona condiciona, a la baja, el consumo de este mismo bien por parte de otra persona. Los bienes privados, en cambio, son excluibles y rivales. La mayor parte de los bienes de consumo que adquirimos en los mercados son bienes privados. La producción de bienes públicos genera a menudo externalidades (efectos externos) positivas, incluso para muchos de aquellos que no pagan el precio por el disfrute del bien. Es el caso, por ejemplo, de los servicios de hotelería, restauración y comercio de proximidad a los recintos donde se practica un espectáculo deportivo. Estas empresas obtienen ingresos por el hecho de que periódicamente se celebre, por ejemplo, un partido de la competición futbolística en el estadio de la ciudad. Estos efectos positivos tienen un valor económico, que no resulta sencillo cuantificar, pero no tienen un precio en el mercado, lo que hace difícil que la empresa que produce dichos bienes pueda cobrar un precio a los que se benefician de estos efectos positivos. Un ejemplo actual de este hecho es la estimación llevada a cabo por la Asociación Rural del Uruguay (ARU) en relación a la demanda creciente de su principal cliente de carne de cordero, Brasil, con ocasión de la celebración de la Copa del Mundo de Fútbol del 2014 (http://www.elobservador.com.uy/noticia/267587/mundial-de-futbol-en-brasil-abre-oportunidad-para-la-carne-ovina/).

La producción, digámoslo así, de un partido de fútbol en la competición liguera española que atrae a miles de aficionados y, excepto que el aforo impida la entrada a todos los que desearían asistir al partido, no hay rivalidad en el consumo de este espectáculo. Entendiendo la asistencia al estadio como un bien de consumo, veamos que, en cuanto al principio de exclusividad, no parece que pueda argumentarse, para este mismo hecho, que el consumo del bien no sea excluyente, en la medida que el precio puede dejar fuera de la opción de contemplar el espectáculo deportivo a aquellos que no estén dispuestos a pagar por ello. Se trata, en definitiva, de un bien de naturaleza mixta. Otra situación bien distinta es contemplar el mismo partido en una retransmisión por televisión en modo abierto (bien público puesto que no se puede excluir a nadie de su disfrute y no se ejerce la rivalidad en el consumo) o mediante canal de pago (pay per view) en cuyo caso no hay rivalidad en el consumo pero si exclusividad por razón del precio que permite la visión del partido (tipo de situación que se conoce como monopolio natural).

La financiación pública del deporte y, en particular de los clubes deportivos, abre un debate con muchos frentes y argumentaciones diversas. La justificación, o no, de una ayuda pública puede contemplarse desde la óptica de la eficiencia económica como, desde otra perspectiva distinta, atendiendo a la utilidad social que el deporte o la vida de un club tiene para su entorno más cercano e inmediato. En cualquiera de los dos escenarios evaluativos, conviene señalar la necesidad de cuantificar adecuadamente los beneficios económicos de la misma manera que resulta imprescindible aproximar el valor de los intangibles derivados de su existencia para la ciudad, región o estado. La existencia de un club deportivo de renombre le proporciona al ámbito territorial próximo innegables resultados económicos traducidos en aumentos de la renta, del empleo y de los ingresos públicos por la vía impositiva. Pero, además de éstos beneficios, también se producen otros efectos derivados de la consideración del consumo del producto del deporte como bien público. Las externalidades derivadas de la existencia de un club deportivo que tenga un equipo compitiendo en la Liga de Fútbol Profesional en España, como de otros clubes en otras competiciones profesionales en Europa u otros continentes, son evidentes. Estos efectos externos pueden ser positivos (prestigio, refuerzo de la maraca de la ciudad, entre otros) y negativos (colapso circulatorio y reducción de plazas hoteleras en los días de partido, alteraciones de orden público, etc.). La mayor parte de los estudios sobre estos temas demuestran que los efectos positivos suelen ser de mucha mayor magnitud que los negativos.

El valor económico de un club deportivo es la suma del valor de uso que hacen los consumidores más implicados con la vida de dicho club (principalmente, los consumidores del espectáculo deportivo, o mediante una opción de futuro como, por ejemplo, en el caso de un niño al que sus padres hacen socio del club para asegurar la posibilidad de un abono dentro de unos años) y el valor de existencia o de uso pasivo (disposición a pagar por un bien que no necesariamente se consume pero del que resulta algún tipo de beneficio). El método de la valoración contingente es uno de las herramientas que sirve para cuantificar este valor de existencia. En este sentido, y aplicado a un club de fútbol profesional, un grupo de profesores de la Universidad de A Corunya, encabezados por José Manuel Santos, ha estudiado en dos momentos diferentes del tiempo la disponibilidad a pagar de los ciudadanos de la ciudad para tener al club de fútbol Deportivo de A Corunya en la élite del fútbol nacional. Con una aproximación basada en el método de la valoración contingente, rigurosamente aplicada, estiman la cantidad de dinero que en promedio estarían dispuestos a pagar los coruñeses para financiar parte de los gastos de funcionamiento del equipo de su ciudad.

La cuestión que es objeto de la controversia abierta entre la Comisión Europea y algunos clubes de fútbol profesional en España plantea la necesidad de establecer claramente algunas de las reglas de juego del funcionamiento económico-financiero de dichas entidades deportivas y la necesidad de un cierto consenso en relación con el valor de las externalidades generadas por su existencia y actividad. Por lo que respecta al primer bloque de cuestiones, los organismos internacionales, más concretamente la UEFA, hace tiempo que están trabajando para que el fair play deportivo tenga también su correspondencia en el denominado fair play financiero. Los clubes están obligados a presentar sus resultados anuales, debidamente auditados, de tal forma que el déficit que pudiera generar su actividad corriente no se convierta en una práctica habitual y además esté limitado en su cuantía. Además, los clubes están obligados a satisfacer sus obligaciones económicas con todos los stakeholders (deportistas, técnicos, empelados, proveedores, administraciones públicas, etc.). Muchos clubes de la Liga Profesional española no superan el más mínimo examen en esta materia lo que compromete su viabilidad futura. En cuanto al valor económico de las externalidades generadas por los clubes en su ámbito territorial más cercano, se trataría de establecer criterios de estimación mínimamente objetivables para, por lo menos, asegurar un piso razonable para su estimación.

En cualquier caso, la advertencia, o posible expediente, de la Comisión Europea, debe hacer reflexionar a los dirigentes, ya sea de los clubes como de la Liga Profesional, y a los políticos, en el sentido de pensar que el espectáculo deportivo en la alta competición va más allá de las pasiones y de la dedicación voluntaria a una causa, sobre todo en la medida que la cantidad de dinero que arrastra el deporte va en aumento, pero con creciente incertidumbre en cuanto a su pervivencia en el tiempo.

Carles Murillo
Director del Máster en Dirección y Gestión del Deporte
Universitat Pompeu Fabra
Barcelona

octubre 2013

El Barça en el nuevo Estado catalán

31/10/2013|

La situación política en la que se encuentra Cataluña en los últimos años incluye la posibilidad de que a corto plazo pueda ser un Estado independiente. En ese horizonte hipotético un asunto que merece especial atención es la creación de federaciones deportivas y, en concreto, de una federación catalana de fútbol con su propia competición. Con independencia de su tamaño la mayor parte de los países cuenta con una liga propia. Más o menos estructuradas, tales ligas constituyen el tejido donde se forjan los sentimientos futbolísticos de los habitantes de cada país. Pues bien, desde que está en el orden del día la posible independencia de Cataluña han surgido voces que han puesto de manifiesto los problemas que esto podría representar para los clubes de fútbol catalanes y en concreto, para el FC Barcelona. Aunque técnicamente ni la liga ni el Barça son una “estructura de Estado”, socialmente tienen importancia fuera de toda duda y el eventual resultado de su ubicación en un hipotético Estado catalán independiente podría decantar el voto de muchos aficionados.

Mosaico Barça - Madrid

Mosaico Barça – Madrid

Podríamos pensar en algunos escenarios posibles escenarios en los que podría quedar situado el club catalán:

a) Se crea una liga catalana donde participan Barça, Español y otros equipos (Girona, Tarragona, Lleida, Sabadell, Terrassa etc.). El diagnóstico compartido es que sería una liga muy devaluada, lo cual afectaría sin duda a los ingresos por derechos de retransmisión televisiva, una de las fuentes económicas principales del FC Barcelona en la actualidad. No ya a largo plazo, sino a corto plazo supondría el probable éxodo de sus principales jugadores estrellas y en consecuencia, disminuiría el potencial económico y deportivo del Barça. Por otra parte, en este supuesto también la liga española saldría perjudicada y desvalorizada. Es una posibilidad en que las principales partes implicadas, la liga española (y sus equipos) y el Barça saldrían perdiendo.
En algún sentido, en un escenario así el FC Barcelona se redimensionaría a un nivel inferior como ocurre con otros equipos punteros de ligas similares a la catalana (como el caso del Ajax respecto de Holanda o del Anderlecht respecto de Bélgica). Para algunos sería, como he señalado una pérdida, pero para otros sería una contrapartida asumible del proceso independentista.

b) Seguir en la liga española y así beneficiarse de los ingresos por televisión en una liga plenamente competitiva. Esto requeriría entonces la aceptación de la federación catalana por parte de la UEFA que establece como condición previa que Cataluña esté reconocida como Estado miembro de la ONU. Pero además, al pretender jugar en la liga organizada por una federación distinta, la UEFA tendría que dar su permiso como también la Federación española, cosa que no sería fácil (aunque no imposible). La UEFA porque pretende proteger a las federaciones nacionales y la Federación española, por razones políticas.
Una actitud más razonable y estratégica por parte del Estado español, del eventual nuevo Estado catalán y el Barça podría permitir alcanzar la que sería posiblemente mejor solución para todas las partes y es que el Barça siguiera jugando en la liga española. Y es que ésta última también perdería valor (emocional y económico) en el caso de que el Barça dejara de participar en ella.
Es cierto que en este contexto habría que tener en cuenta que para muchos aficionados de equipos españoles el Barça sería ahora un rival extranjero lo cual probablemente le haría perder afecto entre ellos. Pero desde otro punto de vista, los dirigentes barcelonistas podrían considerar que tal efecto no sería tan grave. Ya juegan en otros países durante el transcurso de la Champions sin que ello repercuta seriamente en su juego ni tampoco en su prestigio. Es más, en los últimos años, el Barça ha visto aumentar su popularidad en el mundo entero.

UEFA

c) Ingresar en otra liga (francesa, italiana, etc). Como en el caso anterior requiere la aceptación de la UEFA y de la federación correspondiente. Pero en el improbable caso de que fuera así, ello supondría aceptar las reglas de juego de esa otra federación y de la asociación de clubes. Esto le ha ocurrido recientemente al Mónaco, club con el que se pretende establecer un paralelismo. Pero en realidad no están en situaciones análogas, ya que el club monegasco pertenece a la federación francesa dado que el principado no tiene federación, ni es miembro de la UEFA, circunstancias que no se dan respecto del FC Barcelona.

Pero aún cuando este escenario fuera posible habría inicialmente dos problemas de naturaleza parecida. En primer lugar, un aspecto a tener en consideración es que los sentimientos y emociones futbolísticos están labrados en una historia de enfrentamientos que vienen del pasado y que se han reiterado a lo largo del tiempo. Las rivalidades históricas son en gran medida las que dotan de grandeza emotiva a los partidos. Piénsese en los grandes encuentros que han enfrentado al Barça con el Real Madrid, Atlético de Madrid, Valencia, Athletic de Bilbao, etc. y que constituyen la memoria colectiva que dota de identidad a las respectivas aficiones. Esto obviamente se perdería. Como contrapartida ahora los aficionados del Barça tendrían que empezar a aprenderse los nombres de los equipos de la liga francesa (o de la que correspondiera), de sus jugadores, presidentes, estadios…
Sin embargo, este efecto sentimental negativo podría haber sido de considerable peso hace una década. Pero en los últimos años las ligas europeas han cambiado notablemente, y en especial la española, que se ha devaluado ostensiblemente. La bicefalia que lleva imperando varios años en la liga española ha conducido a que en la actualidad los partidos que se recuerden en el imaginario de los aficionados culés no sean los partidos contra equipos españoles (excepto los disputados contra el Real Madrid) sino contra equipos europeos en la Champions League.

Messi, Lewandowski, Müller, Yilmaz, Cristiano Ronaldo

Messi, Lewandowski, Müller, Yilmaz, Cristiano Ronaldo

El segundo obstáculo es también simbólico para al menos una parte de la sociedad catalana y como tal tampoco debiera ser minusvalorado. Los partidos políticos que reclaman la independencia pretenden hacer de Cataluña un país de primera división a nivel político y económico. Pero a nivel futbolístico se encontrarían que la liga catalana sería de segunda división y tendrían que aceptar que están a la altura de Gales o Mónaco cuyos principales equipos no juegan en la competición propia sino en otras de mayor rango. Por otro lado, la calidad de la liga catalana de fútbol quedaría relegada a recibir un interés menor por parte de aficionados y medios de comunicación.

En definitiva, ninguno de estos escenarios parece ser beneficioso para el Barça ni para la liga catalana. Pero en lo que concierne al club blaugrana, en tanto que elemento central del ecosistema identitario catalán, entraría en un escenario completamente nuevo. Como señalaba antes, la eventual independencia de Cataluña podría conducir a una redimensión a la baja del Barça como club puntero en Europa. En el mejor de los casos para el Barça (jugar en una liga extranjera, incluida la española), la gran perjudicada sería la liga catalana de fútbol. En cambio, el peor escenario posible para el Barça sería jugar en una (devaluada) liga catalana. Para algunos esto podría implicar un detrimento radical (e inasumible) para el club blaugrana. Sin embargo, en este supuesto la beneficiada sería la liga, lo cual podría ser visto como una normalización del fútbol catalán que dejaría de padecer la macrocefalia actual. En todo caso, sería una decisión política la que optara por potenciar al Barça o a la liga catalana (y los intereses de los equipos que la conformaran).

Once titular del Barça

Coda: quizá la solución óptima sería la creación de una superliga a nivel europeo, donde entonces el Barça podría participar en igualdad de condiciones que otros equipos de nivel similar y recibir los beneficios de las retransmisiones televisivas. Ahora bien, la liga catalana quedaría afectada al perder su principal reclamo y atractivo, pero lo mismo sucedería en los demás países con las respectivas ligas nacionales. Quid pro quo.

 

José Luis Pérez Triviño
Director de “Fair Play. Revista de Filosofía, Ética y Derecho del Deporte”
Prof. titular de Filosofía del Derecho. Universidad Pompeu Fabra (Barcelona)
http://www.jlperezt.com/
http://www.upf.edu/revistafairplay/

mayo 2013

Innovación en los negocios digitales en el deporte – Oscar Ugaz

24/05/2013|

Oscar Ugaz (@oscarugaz) disertó sobre “Negocios Digitales y deporte: ¿cómo romper el dilema del innovador?”. Ugaz es director general de Phantasia Wunderman y ha sido Digital Business Manager del Real Madrid y uno de los artífices del salto cualitativo de esta entidad en las redes sociales. Ugaz, con su ponencia, cerró las intervenciones de los invitados en la II Jornada SocialNetSport (@SocxialNetSport) de marketing deportivo online, organizado conjuntamente por el Máster en Dirección y Gestión del Deporte de la Barcelona School of Management (@bsm_upf), IsportsFactory (@ivan_vila) y TrustSportManagement (@trustsportmanag).

La comunicación 2.0 se basa, para Ugaz, en disponer de una buena historia que contar siempre que se tenga la virtud de crear valor a partir de esta historia que sirve de base al relato. Los acontecimientos deportivos, los deportistas y técnicos, la vida de las entidades deportivas y la presencia del deporte en la sociedad ofrecen muchas oportunidades para contar buenas historias con honestidad, sinceridad y veracidad.

La presencia en los medios sociales debe involucrara todos los estamentos de una organización, se trate de una empresa pública o privada, grande o pequeña. Las pequeñas y medianas empresas, en particular, deben aprovechar esta ventaja que supone la presencia en las redes sociales, cuyo esfuerzo no es directamente proporcional a su tamaño. El social business va mucho más allá de la simple presencia en las redes sociales, se trata del aprovechamiento de las tecnologías sociales para generar nuevas ideas de negocio y crear valor con un coste mucho menor del que solía suponer una idea llevada a la realidad con los medios habituales.

Otro de los elementos que destacó Óscar Ugaz durante su brillante intervención, seguida con gran atención por el público que llenaba el auditorio del Idec de la Universitat Pompeu Fabra, es el cambio en los elementos de valoración del éxito de las campañas de comunicación a través de las redes sociales. Ya no basta con enumerar los fans, links, tweets y comentarios que aparecen en una página web o en un blog, sino que se debe tener en cuenta el modelo de negocio que se puede generar con la presencia en las redes sociales.

Las pautas de consumo y de las relaciones entre personas e instituciones han sufrido una importante modificación con el uso de las redes sociales. Este fenómeno, sin embargo, no se ha estabilizado y todavía quedan por ver muchos nuevos usos y modalidades. Hay que estar preparado para seguir de cerca esta evolución y cómo los usuarios (y los consumidores) van adaptándose (aceptando o rechazando) dichas fórmulas.

Oscar UGAZ

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