Del 2 al 15 de enero se celebra una edición más del mítico Rally Dakar que, por segunda vez, ha vuelto a disputarse en Arabia Saudí. Este gran evento deportivo se ha celebrado con todas las medidas de seguridad y protocolos de prevención ante la pandemia del Covid-19. El éxito del primer gran evento de 2021 es muy importante ya que puede indicar el camino a seguir por otros grandes eventos durante este año. Un año en el que, poco a poco, se espera ir recuperando la normalidad en los eventos y competiciones deportivas.

El impacto de la crisis económica derivada de la pandemia en 2020 y la incertidumbre previa al evento eran las grandes amenazas de una de las pruebas deportivas más míticas de todo el mundo. La edición de este año ha contado con un descenso del 6% en las inscripciones respecto el año pasado, con un total de 321 vehículos inscritos (342 en la edición anterior). El presupuesto de la prueba también ha sufrido un ligero descenso, un 15% aproximadamente, aunque se han realizado importantes inversiones en materia de seguridad para hacer frente a la pandemia del Covid-19.

El Dakar es un evento que genera un gran impacto económico en el país que se desarrolla. Desde sus comienzos, en 1978, la prueba había transcurrido por diferentes países de África hasta que la inestabilidad producida por diferentes conflictos armados implicó su traslado a tierras sudamericanas en 2009. Durante los 10 años del Dakar en Sudamérica, se han visitado diversos países. Se estima que el impacto que produjo el Dakar por tierras peruanas en la edición de 2018 fue de 350 millones de dólares, según cifras estimadas por el Ministerio de Comercio Exterior y Turismo peruano. En Bolivia, otros de los países por los que transcurrió el evento en 2018, el impacto generado fue de 149 millones de dólares. Albergar eventos deportivos internacional tan importantes como el Dakar implican un gran movimiento de turistas, con impacto directo en sectores como la hostelería, transporte, infraestructuras, gastronomía entre otros servicios. Evidentemente, en la edición actual con las medidas y protocolos de seguridad el impacto será menor. La edición pasada, ya celebrada en Arabia Saudí representó un impacto económico de cerca de los 80 millones de dólares.

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Burbuja de protección ante el Covid-19

Los playoffs de la NBA de la pasada temporada introdujeron el concepto de la burbuja de competición durante los dos meses de duración y, eventos tan importantes, como el Tour de Francia o la Vuelta a España de ciclismo también lo implementaron. De hecho, los propietarios de la prueba francesa, Amaury Sport Organisation (ASO), es la empresa que organiza el Dakar y han implementado un sistema similar.

Todos los participantes del Rally (deportistas, asistencias, periodistas, etc…) se sometieron a diferentes pruebas PCR previas al evento y durante los días de competición vivían en el mismo vivac y si había algún caso positivo quedaban excluidos automáticamente del evento. La organización incluso contaba con un camión acondicionado como laboratorio para realizar test Covid-19 durante los días de competición.

El virus también ha afectado deportivamente a varios participantes que, tras dar positivo los días previos al viaje a Arabia Saudí, se han visto obligados a quedarse en España, como es el caso de Dani Oliveras, copiloto de Nani Roma, o de Jordi Ballbé, tripulante del camión del KH7 Epsilon Team.

La seguridad en este tipo de evento deportivo es uno de los aspectos esenciales que la organización ha de tener en cuenta para el éxito de la competición y la confianza de los patrocinadores. Además, en esta edición, los participantes de motos han tenido que llevar chalecos equipados con ‘airbag’ para reforzar los posibles accidentes durante las etapas del rally.

Además de la seguridad de los participantes, la prueba tiene ante sí grandes retos de futuro. El impacto medioambiental que implica un gran evento de estas características, es uno de los principales. Reducir las emisiones de dióxido de carbono, la gestión eficiente de los residuos sólidos que se producen, la conservación de los parajes naturales por los que transcurre el evento, el incremento en la utilización de energías alternativas necesaria en la logística de la prueba e incentivar la participación de nuevos vehículos híbridos y eléctricos son algunos de los más importantes.