“Los contratos nos ayudan a ser cooperativos y tener confianza” Portavoz de la Real Academia Sueca de las Ciencias en ocasión de la concesión del Premio Nobel de Economía, 2016.
Todo resulta relativamente sencillo cuando hay un principio general de acuerdo entre las partes negociadoras en cualquier actividad y, particularmente, entre los agentes que operan en el sistema deportivo. Las premisas del acuerdo, a menudo, cambian con el paso del tiempo. Lo que resulta sensato y válido en el corto plazo, deja de serlo en igual medida en el largo plazo. La redacción de contratos y sus consecuencias administrativas, e incluso penales, han sido tratadas con toda su extensión y amplitud por los expertos en leyes. En cualquier contrato, por mucha letra pequeña que incluya, resulta prácticamente imposible recoger todos los aspectos de lo que pueda ocurrir en el futuro. Los contratos, desde la perspectiva económica y empresarial, también han sido objeto de análisis, valoración y posteriores propuestas que consigan que las partes contratantes salgan beneficiadas. El contrato debe recoger el máximo de derechos de las partes implicadas y, de esta forma, aumentarán los incentivos a invertir en la relación, modificando las conductas de aprovechamiento y conflicto de intereses por un más conveniente estado “win-win”.
En la prestación de servicios suele darse una situación especial en cuanto a la información que poseen las partes, es decir el prestador del servicio y, en segundo lugar, el demandante de dicho servicio. Es probable incluso que el primer contacto se produzca a solicitud de éste último que trata de transformar una necesidad sentida (deseo de mejorar el estado físico o su preparación de cara a una eventual participación en una carrera popular, entre otros ejemplos) en una demanda concreta. A partir de este punto, por una sencilla aplicación de la lógica que nos indica que el profesional y especialista tiene mucha mayor información que el demandante, es el profesional experto en la materia quien prescribe el cuadro de preparación y ejercicios. Esta relación de agencia deriva en una cuestión a destacar: la demanda de servicios está, a partir de entonces, inducida por el profesional, es decir se trata de una demanda inducida por la oferta, como suele suceder también cuando acudimos al médico o al abogado en busca de solución a nuestros conflictos de tipo civil o mercantil.
La respuesta a la problemática de la implementación de retribuciones variables a partir del cumplimiento, total o parcial, de los objetivos marcados por los directivos de una empresa o entidad deportiva, es algo cada vez más habitual. Los jugadores del FC Barcelona pasaron, a partir de la temporada 2003/04 a percibir un salario fijo al que se añadían complementos variables en función de logros deportivos fácilmente objetivables (lograr el título de liga o de copa, alcanzar los cuartos de final de la UEFA Champions League, siempre y cuando se hubieran disputado un número determinado de partidos). Pero no siempre resulta sencillo el establecimiento de los inventivos puesto que en ocasiones los resultados no son tan fácilmente explicitables como en el caso del logro deportivo en una competición. Pensemos, por ejemplo, en el resultado de un centro deportivo expresado en número de abonados, de sus latas y bajas o, por el contrario, en términos de la satisfacción de los usuarios.
Los tres supuestos anteriores han sido tratados, aunque en ámbitos de trabajo distintos al deporte, por los recién galardonados con el Premio Nobel de Economía. En efecto, al cabo de unos cuantos años de sus primeros trabajos, la Academia Sueca de las Ciencias ha concedido el premio Nobel de Economía a dos destacados investigadores que han dedicado gran parte de su tiempo a las consecuencias económicas de los contratos o, mejor dicho, a ver cómo a través de los contratos pueden establecerse procedimientos de actuación que sean más efectivos y eficientes. El profesor Holström, de origen finlandés y en la actualidad docente e investigador en el MIT (Massachusetts Institute of Technology) y el profesor Hart, de la Universidad de Harvard, aunque londinense de origen, han centrado buena parte de sus trabajos en mostrar fórmulas a través de las cuales se mejora la eficiencia de los contratos.
Uno de los puntos de partida de las propuestas de Holström consiste en admitir que en muchas ocasiones las partes implicadas poseen información sustancialmente desigual. Cuando acudimos a un especialista para que, a partir de su formación, conocimiento y experiencia, nos aconseje lo mejor para nosotros (sucede esto, como indicábamos anteriormente, cuando acudimos a un profesional de la salud o de la actividad física para que nos recomiende una terapia, procedimiento o conducta específica para mejorar nuestro estado de salud o rendimiento deportivo), estamos reconociendo la función de agente de dicho profesional (el profesional actúa por cuenta nuestra como si se tratara de hacerlo para sí mismo). Esta relación de agencia resuelve uno de los elementos que hace que el mercado en que operen dichos profesionales incumpla una de las condiciones de los mercados de competencia perfecta (que exige que todas las partes, oferentes y demandantes, posean toda la información acerca de los bienes y servicios que se intercambian, así como sobre el funcionamiento del mercado). Cuando se negocian contratos sobre los derechos de propiedad, de autoría o de representación de marcas, deportistas o logros, se redactan contratos que, entre otros aspectos, establecen cuáles son los riesgos para las partes contratantes. El profesor Holström añade a todo este panorama la conveniencia de introducir incentivos económicos para mejorar la eficiencia. Uno de los ejemplos más conocidos, entre los estudios del profesor de origen finlandés, es la propuesta para que las compañías de seguro no reembolsen a los afectados por un siniestro la totalidad de los daños ya que, en el caso de hacerse, los afectados perderían la noción del valor de la pérdida.
Otra de las contribuciones de Holström tiene que ver con el sistema de remuneración por el trabajo de los directivos y empleados en una empresa. El sistema de retribuciones variables, en función de objetivos cumplidos, debe tener una presencia inversamente proporcional al riesgo de la actividad de la empresa. En este sentido, si el resultado de la actividad es fácilmente medible y presenta poca volatilidad, el sistema de retribución fija con un añadido considerable de parte variable en función de resultados (incluso de manera comparativa con lo que sucede en otras empresas del mismo sector) está justificada desde la perspectiva de la eficiencia. Uno de los estudios más controvertidos de dichos investigadores tiene relación con la retribución de los altos directivos de las empresas (aplicable a cualquier entidad y empresa deportiva, por cierto) proponiendo que más que hacerlo en función de sus logros personales se establezcan en función del logro de resultados para los accionistas o socios. Fijaron criterios para ayudar a decidir sobre la conveniencia, o no, de la gestión pública o privada, algo muy habitual también en el ámbito deportivo, especialmente entre los centros deportivos de titularidad pública.
Hart, por su parte, ha señalado como en el ámbito privado las exigencias excesivas y cortoplacistas de contención de costes (expresadas en los contratos) pueden acarrear una disminución de la calidad de productos y servicios. Además, ha señalado en sus investigaciones, basadas en evidencias suficientes y sólidas, las razones que le impulsan a recomendar a emprendedores e investigadores que deben participar de la propiedad de sus propuestas.
Otra de las contribuciones de Hart tiene que ver con los contratos incompletos especialmente aplicados en las situaciones de la fusión y adquisición de empresas y cómo se financian dichas operaciones si por la vía del endeudamiento o a través de acciones. En una línea parecida se inscriben sus aportaciones para describir las condiciones bajo las cuales resulta económicamente adecuado y recomendable la gestión privada de ciertas actividades.
Carles Murillo Fort
Director del Máster en Dirección y Gestión del Deporte
Muy interesante el artículo Carles. Creo que todo lo que apuntas en el artículo tendría que ser extensible a todos los ámbitos del deporte. Dejar cualquier contrato verbal por escrito facilitará todo mucho, cuando por circustancias de la vida y las diferentes ópticas que todos tenemos intercedan en nosotros para dejar de seguir con una estrecha relación de colaboración, profesional o de patrocinio. Esto ayudará también a consolidar el compromiso de algunas marcas con los deportistas. No existe espacio en las cosas serias para el postureo y los compromisos fugaces no demostrables. Gracias por el artículo de nuevo!