Los juegos olímpicos de la pandemia
Los juegos olímpicos y paralímpicos (JJOO) son la manifestación deportiva de mayor envergadura. Para las ciudades sedes, y su ámbito territorial más cercano, es una oportunidad única para que el mundo entero (amantes y seguidores, o no, del deporte) conozcan y descubran algunos de los pormenores económicos, sociales y culturales de la región. Antes de la celebración de los Juegos ya analizamos en el blog algunos aspectos a tener en cuenta. Los JJOO de verano, previstos para el 2020, se han celebrado finalmente en 2021 en Tokio. Este hecho singular constituye uno de los aspectos singulares de esta edición de los JJOO a los que se añaden otros aspectos destacados como los siguientes.
- Los JJOO del 2020 fueron cancelados, o mejor dicho pospuestos para una nueva fecha. El aplazamiento solo tuvo un par de precedentes aunque por motivos distintos del actual: los JJOO que debían celebrarse en Berlín en 1916 y los de Tokio de 1940 tuvieron cambio de sede y de fechas como consecuencia de las dos guerras mundiales del siglo pasado. Los “juegos de la recuperación” -como se presentaron cuando Tokio ganó la candidatura para el 2020 para hacer referencia a los efectos del accidente nuclear y tsunami de Fukushima- se han convertido en los “juegos de la pandemia”. Además, ha sido la primera ocasión en la era moderna de los juegos que se habrán celebrado en año impar. Mantener la referencia Tokio 2020 (para referirse a los juegos disputados en 2021) no es una cuestión simbólica sino más bien impulsada por la gestión de la marca y el merchandising preparado, como es obvio, con la fecha inicial. La tercera cuestión, solo aparentemente anecdótica, es que Tokio 2020 se ha celebrado con las gradas vacías como medida de seguridad para evitar la propagación de la Covid.
- Tokio y la sostenibilidad del evento. Los JJOO de Tokio se han querido caracterizar como la competición deportiva más sensible a los efectos del cambio climático y más respetuosa con el medio ambiente. Las medidas que se han incorporado en el plan operativo de los juegos van desde el uso de material reciclado con el que se han fabricado las medallas, podios e incluso la antorcha olímpica, pasando el uso de vehículos eléctricos para el transporte de deportistas y participantes, el reciclado de los residuos generados, así como las 18.000 camas de la ciudad de los atletas que están hechas de cartón reciclable pero, sobre todo, la estrategia para reducir las emisiones de CO2. Las previsiones de los organizadores apuntan que el resultado será destacado: los 3,3 millones de toneladas generados en los juegos de Londres 2012, fueron ampliamente superados por Río 2016 (4,5 millones), mientras que ahora se estima que la cifra quedará en 2,9 millones de toneladas. Hay quien, sin embargo, apunta que estas buenas noticias tienen que ver más con la disminución de espectadores y otras restricciones derivadas de la pandemia que con una planificación seria y contundente acerca de la sostenibilidad. Con todo, la cuestión medioambiental está en la agenda del COI y de los organizadores de las competiciones deportivas que contemplan, por otra parte, que el aumento de participantes implica mayor número de desplazamientos y, por lo tanto, mayor emisión de gases nocivos. Sensibles a este hecho, el gobierno de Tokio compensará las emisiones de CO2 generadas en las ceremonias de inauguración y clausura.
- Desde el punto de vista deportivo, los JJOO de Tokio 2020, han acogido 33 modalidades deportivas distintas con 55 disciplinas diferentes. El karate, surf, escalada deportiva, skateboarding han debutado en esta edición, mientras que otras, como el béisbol y softbol han vuelto a la escena, que ha contado con la presencia de más de 11 mil atletas. El Comité Olímpico Internacional, máximo responsable de la organización del evento, ha querido con ello dar una señal de adaptación a nuevos tiempos y cambios en los hábitos de muchos deportistas (el caso del Madison en ciclismo y baloncesto a 3 o torneos con participación mixta son ejemplos de cómo disciplinas en auge han tenido el reconocimiento de la familia olímpica).
- Espíritu olímpico y competitivo. Los JJOO son la competición deportiva internacional por excelencia, la competición en la que el mundo entero espera los atletas rindan a su máximo nivel para conseguir todos los objetivos y récords por los que han estado entrenando y preparándose durante más de 4 años. Todas las disciplinas olímpicas reflejan la competitividad que forma parte del deporte de élite, pero al mismo tiempo afloran muchos de los valores que definen al deporte, valores como el respeto, la deportividad, el espíritu de superación, el compañerismo o la solidaridad. Los JJOO de Tokio 2020 han dejado momentos memorables que pasaran a la historia del olimpismo, momentos que han mostrado el lado más humano de los atletas. Hemos presenciado como la gimnasta estadounidense Simone Biles, 4 veces medalla de oro en Río 2016, reconocía que se retiraba de la competición por problemas de salud mental para no perjudicar a sus compañeras y rechazando disputar 3 de la 4 finales en las que competía. Ha sido un gesto aplaudido a nivel mundial que manifiesta la presión y exigencia a la que están sometidos los deportistas. Días después fue capaz de volver para disputar la final que le quedaba para conseguir una medalla de bronce. En la igualada final olímpica de salto de altura, Mutaz Barshim, de Catar, y el italiano Gianmarco Tamberi eligieron compartir la medalla de oro, en lugar de proceder con un último salto para desempatar y determinar el ganador del evento. La aceptación por parte del oficial de la prueba fundió en un abrazo a ambos atletas y dio paso a imágenes que quedarán para la posteridad, subiendo a lo más alto del podio juntos y levantado las manos unidas en señal de victoria. La nadadora sudafricana Tatjana Schoenmaker ganó el oro en los 200 metros braza femeninos batiendo el récord mundial. La gran reconocimiento fue cuando solo finalizar la carrera, sus compañeras nadadoras y competidoras que ganaron la plata y el bronce, nadaron hacia ella y la felicitaron a través un abrazo en el agua. En una de las series de las semifinales masculinas de 800 metros, Nijel Amos, de Botsuana, y el estadounidense Isaiah Jewett se tropezaron entre ellos y cayeron al suelo, quedado eliminados de la carrera y estando entre los principales favoritos. Pese a la gran decepción y la tensión de ese momento, los atletas se ayudaron, se abrazaron y caminaron juntos hasta la línea de meta. Todos estos momentos repletos de deportividad, espontaneidad y compañerismo, formaran parte de la historia del olimpismo y sitúan al deporte como un fenómeno social que capaz de traspasar fronteras mediante la transmisión de valores personales. Como colofón, los JJOO de Tokyo 2020 distinguieron como reyes y reinas de esta edición a los nadadores Caeleb Dressel y Emma McKeon, ganadores de cinco y ocho medallas respectivamente, a Allyson Felix por convertirse en la atleta más laureada de la historia con once medallas a lo largo de su trayectoria, al luchador cubano Mijaín López por ganar su cuarta medalla de oro consecutiva desde Pekín 2008 o a Elaine Thompson por ganar los tres oros en las pruebas de velocidad del atletismo.
- Coste desorbitado. Tokio marcará también un doble record en términos económicos. Los JJOO Londres costaron 14,5 mil millones de dólares, mientras que las cifras del presupuesto de los juegos de este verano rondan los 15 mil millones. Hay que decir de todas formas, que una parte de este monto, (2,8 mil millones) se derivan del coste del aplazamiento. La ausencia de espectadores, sobre todo los aproximadamente 600.000 que tenían previsto hacerlo desde fuera de Japón, se estima que significará una disminución de ingresos directos por la venta de entradas de 810 millones de dólares, a lo que hay que añadir la pérdida de negocio para el sector turístico que se estiman en 23 mil millones de dólares.
- La repercusión social del evento ha sido dispar. Mientras que el seguimiento a través de los medios ha continuado la senda de crecimiento observado en el pasado a escala mundial (los JJOO siguen siendo la gran cita para los amantes del deporte), la opinión de los ciudadanos japoneses ha sido contraria: el 86% de los japoneses se manifestaban en contra de la celebración del evento por temor a los efectos de la pandemia en la salud de la población agravando los efectos económicos del estado de emergencia (Nagahama, del Dai-ichi Life Research Institute, cifra en 1,2 billones de yenes la disminución de los gastos corrientes en consumo). Muchas empresas japonesas se pronunciaron en este mismo sentido (Toyota, Suntori, etc.). Para otros (Instituto Daiwa), en cambio, la presencia de las delegaciones deportivas y asistentes a los juegos habrá supuesto un colchón de 640 millones de dólares. El resultado de la ecuación explica claramente los motivos económicos del rechazo.
- El futuro de los JJOO. Los juegos celebrados en Río de Janeiro marcaron un hito en la valoración económica y social de este tipo de eventos. Los de Tokio han de servir para completar el diagnóstico y aventurar distintas alternativas, como ya avanzó Yasuro Yamashita, presidente del Comité Olímpico de Japón. El impacto económico de los JJOO a menudo resulta negativo como señalan, por ejemplo, Robert Baade y Andrew Zimbalist (referentes mundiales en la valoración del legado de los grandes acontecimientos deportivos). Para Zimbalist, la elección de la sede en base a las propuestas de grandes obras de infraestructuras deportivas debe pasar a un segundo plano puesto que la historia reciente de los juegos demuestra que muchas de los equipamientos no se usan y no suponen ganancias más que para las empresas constructoras. En este sentido apunta la posibilidad de que, como sucede en otros deportes, una ciudad sede albergue de manera recurrente varias ediciones de los JJOO. El debate está servido y el Comité Olímpico Internacional, y el mundo del deporte en general, deberá posicionarse ampliando el abanico de criterios que nutran de manera equilibrada la toma de decisiones.
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Carles Murillo Fort, Director del Master en Dirección y Gestión del Deporte
Xavier Moya Illa, coordinador académico del Máster en Gestión Deportiva