Si la salud es lo que importa, muévete
La salud no tiene precio. La salud es lo que realmente importa. Para el año próximo te deseo salud y… Estas frases las hemos pronunciado y escuchado en multitud de ocasiones. En el acervo popular está instalada esta creencia que, luego, los estudiosos han demostrado que responde a una realidad comprobada. Pero es que además, en nuestro contexto más cercano, las opiniones de los ciudadanos concuerdan también con estas afirmaciones.
La Encuesta de Hábitos Deportivos en España (CSD, 2016) señala, con datos de una muestra llevada a cabo en el año 2015, que el 15% de los encuestados manifiesta que practican deporte (a los encuestados se les pide que señalen los dos motivos principales) por temas relacionados con la salud). Las mujeres superan en esta motivación (con el 17,4%) a los hombres (12,6%). La salud es un disparador del acercamiento al deporte y la actividad física especialmente entre los mayores de 55 años de edad (lo señalan así el 22,5% de los entrevistados entre 55 y 64 años; el 29,1% de los que tienen entre 64 y 75; y el 28,8% de los que tienen más de 75 años de edad). La diferencia en práctica deportiva a favor de las mujeres se da también en la motivación más señalada que no es otra que el deseo de estar en forma (el 32,7% de las mujeres sitúa este motivo entre uno de los dos principales mientras que la proporción se queda en el 27,6% en el grupo de los hombres, siendo el 29,9% para el total) y, por otro lado, entre los que manifiestan que lo hacen para relajarse (el 13,7% del total identifica esta cuestión como uno de los motivos principales). El 30% de la muestra del estudio del CSD manifiesta que hace deporte fundamentalmente para estar en forma, mientras que el 23% dice que lo hace por diversión o para entretenerse y pasárselo bien.
El estudio de Indescat (clúster de la industria del deporte en Catalunya) sobre “El practicante deportivo 2016”, recientemente presentado a sus socios, señala que el deporte constituye una vía de realización personal y, en este sentido, el 82% de los que se consideran deportistas dicen que el deporte les ayuda de manera importante a tener un estilo de vida saludable. Este trabajo ha sido llevado a cabo por la empresa Salvetti-Llombart. Los resultados de dicho estudio ponen de relieve la importancia de la salud como motivación para la práctica deportiva. En general, independientemente de la motivación, el grupo de los más jóvenes, y también los de mayor edad, así como las mujeres, son los colectivos que han experimentado mayor crecimiento en la práctica deportiva en relación con los resultados del estudio que se llevó a cabo, con la misma metodología, el año 2102.
En cualquier caso, detrás de este fenómeno, completamente instalado en las vidas de la mayor parte de las ciudadanos de nuestro país, aparecen un sinfín de consideraciones de las que conviene reseñar algunas como las más destacadas desde el punto de vista de la gestión deportiva.
El deporte, entendido en lo que sigue en su acepción más amplia, es decir el deporte en sentido estricto y la actividad física, se ha puesto de moda en la sociedad actual. Significa esto que se ha convertido en una de las formas más habituales de empleo del tiempo libre y que impregna nuestras preocupaciones vitales, las conversaciones (intranscendentes o sustantivas) pero también los deseos de satisfacción de determinadas necesidades como consumidores y, en definitiva, también las compras de materiales diversos (ropa, calzado, bebidas, alimentación, dispositivos electrónicos…).
Esta moda, entendida tanto en el sentido estadístico (“lo más frecuente”) como en el sociológico (“aquellos usos o costumbres que están en boga en un determinado lugar y tiempo”) tiene sus efectos colaterales. Se ponen de manifiesto conductas de imitación que pueden revertir en beneficios individuales y colectivos a la vez que surgen, por otro lado, contradicciones que facilitan a las personas una forma de rebelión en contra de lo más usual. Los resultados del estudio de Indescat apuntan, al compararlos con los del estudio del 2012, que la moda ha dejado paso a un estilo de vida particular lo que lo transforma la conducta de imitación en un verdadero hábito (saludable) de vida.
Un dato interesante es que la práctica deportiva se instala en la agenda familiar y en la del grupo de amigos. Esto significa que, como en otros hábitos de vida, los referentes más cercanos influyen en nuestras decisiones. De la misma forma que está ampliamente documentado y probado que el consumo de alcohol y tabaco se inicia en edades cada vez más tempranas y que la conducta de los padres es determinante en la de los hijos (también la cultura, le lectura y la afición a las artes escénicas), la práctica deportiva beberá de estas mismas fuentes. En efecto, el 34% de los que hacen deporte, según la encuesta del CSD, dicen que uno de sus padres lo practica, o lo ha practicado en el pasado, siendo este porcentaje mayor entre los más jóvenes (el 65% que es algo, por otro lado, coherente con el creciente interés por el deporte en España desde hace un cuarto de siglo). Finalmente, señalar que según los datos de esta misma encuesta, el 42% de la población con hijos menores de 18 años dice que comparte con ellos alguna de las prácticas deportivas habituales, ya sea participando con ellos, acompañándolos en los entrenamientos o en el momento de competir.
Otro aspecto relacionado con esta misma dinámica es el momento en el que el hecho deportivo aparece en nuestras vidas. Según los datos de la encuesta de los hábitos deportivos de los españoles, algo más de dos de cada tres personas entrevistadas (concretamente el 68,2%) dicen que iniciaron la práctica deportiva antes de los 15 años, siendo este porcentaje mayor entre los hombres (76%) que entre las mujeres (59%).
Los beneficios que esperan del deporte y la actividad física, como sucede en el caso de otras muchas actividades y conductas, puede que para otros se acabe convirtiendo en una trampa de complicaciones inesperadas. Llevar a cabo una actividad deportiva determinada o practicar asiduamente una disciplina deportiva debe hacerse conociendo el significado y alcance de las mismas. La preparación física, el conocimiento de los recursos necesarios para llevarla a cabo de manera correcta (indumentaria, nutrición, ámbito en el que se desarrolla la práctica deportiva e incluso las reglas del juego) y el momento adecuado para hacerlo requieren de algo más que la simple información derivada de una lectura fugaz de algún documento o el comentario del grupo de amigos.
Hacer deporte (ir a correr, jugar a baloncesto, fútbol o pádel, pedalear, nadar o hacer ejercicios gimnásticos, entre otros) no se entiende hoy en día sin una buena equipación (camisetas, calzado apropiado, ropa de entrenamiento distinta de la de la competición), controles médicos, preparación con un especialista, nutrición e hidratación apropiada en un contexto de gran protagonismo de la tecnología. Más de la mitad (55%) de los entrevistados en el estudio de Indescat revelan que los dispositivos electrónicos son un elemento indispensable en su práctica deportiva y el 47% usan alguna app para completar el seguimiento y monitoreo de su experiencia con objeto de mejorar el rendimiento y también para compartirla con amigos y conocidos.
Es indudable que la repercusión que tiene el deporte va más allá de las conductas individuales y sus motivaciones. La práctica deportiva, y de paso su seguimiento como fenómenos de masa a través de las grandes competiciones profesionales y, cada vez más, de los juegos electrónicos, genera un volumen de actividad importante en el territorio. Florecen negocios como los derivados de los ámbitos tecnológicos apuntados anteriormente, pero también los relativos a la fabricación y distribución de ropa y calzado, materiales y maquinaria, los centros deportivos en donde practicar ciertas disciplinas deportivas, ponerse en forma o recuperar estados de salud como consecuencia de alguna enfermedad o accidente, el diseño, organización y ejecución del plan de operaciones de eventos y competiciones deportivas, además de todo lo relativo a la comunicación institucional y los medios. En el caso de Catalunya, el deporte supuso, con cifras del 2103, que son las más recientes disponibles, una producción total de 3.869 millones de euros, 2.074 millones de euros de valor añadido bruto (VAB) y un estimado de casi 100 mil ocupados en equivalentes a tiempo completo (un 3,2% del empleo total en Catalunya), según datos del estudio del peso económico del deporte encargado por la Secretaria General de l’Esport de la Generalitat de Catalunya y realizado por un equipo de investigadores de UPF Sports_Lab. Si se contabilizan, además de los efectos directos e indirectos, los efectos inducidos resulta que el VAB generado por el deporte en Catalunya es del 3,3% del VAB total de su economía, mientras que en términos de ocupación el deporte representa el 5,2% del total. Tanto el sector público como el privado están involucrados en esta peculiar y sugerente aventura que, como la misma práctica deportiva, ha sido muy resistente a los vaivenes del ciclo económico y, particularmente, a la reciente crisis financiera e inmobiliaria.
Desde una perspectiva de las acciones de marketing resulta interesante la segmentación que se deriva del estudio de Indescat que corrobora y matiza los obtenidos del estudio previo de hace 3 años. El estudio, identifica cuatro grandes grupos de deportistas: los calificados como “apasionados por el deporte” (que representan el 28% del total y son aquellos para los que el deporte se convierte en un reto personal y no entienden que sus vidas tengan el mismo sentido sin él), los que lo toman “el deporte como estilo de vida” (son el 30% del total: están preocupados por su imagen –que mejoran con el ejercicio físico- y hacen deporte para mejorar su salud), los que lo “practican de de vez en cuando” (representan el 23%; el deporte, para este colectivo, supone una forma de desconexión de su vida laboral e incuso familiar y les sirve como válvula de escape y como entretenimiento), y, finalmente, el grupo de aquellos que ahora (por distintos motivos) no hacen deporte pero lo hicieron anteriormente y para los que la situación se convierte en una “exigencia externa” (19%). El segundo segmento, es decir aquellos para los que el deporte supone una forma de vida en cuanto a los hábitos que le acompañan, es el grupo que en términos relativos ha crecido más en el conjunto de la población estudiada, en tanto que el último grupo es el que ha retrocedido de manera más acusada.
La existencia de resultados como los de los tres trabajos mencionados brinda una nueva oportunidad para los decisores. El proceso de análisis y reflexión sobre lo que sucede en un entorno determinado, el deporte en este caso, se complementa fantásticamente con la evidencia. Saber gestionar a su vez esta evidencia constituye un reto para las empresas y las entidades deportivas que, como en otros sectores de la actividad económica, tomarán buena cuenta de todos los detalles que contienen dichos estudios con objeto de fundamentar, con mayor rigor si cabe, sus respectivos cursos de acción. El deporte, en general, y los que lo practican, en particular, saldrán beneficiados de todo ello.
Carles Murillo
Director del Máster en Dirección y Gestión del Deporte
Universitat Pompeu Fabra