Sobre Máster en Dirección y Gestión del Deporte

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octubre 2016

La importancia y transcendencia de los contratos y el acuerdo entre las partes

17/10/2016|

“Los contratos nos ayudan a ser cooperativos y tener confianza” Portavoz de la Real Academia Sueca de las Ciencias en ocasión de la concesión del Premio Nobel de Economía, 2016.

Todo resulta relativamente sencillo cuando hay un principio general de acuerdo entre las partes negociadoras en cualquier actividad y, particularmente, entre los agentes que operan en el sistema deportivo. Las premisas del acuerdo, a menudo, cambian con el paso del tiempo. Lo que resulta sensato y válido en el corto plazo, deja de serlo en igual medida en el largo plazo. La redacción de contratos y sus consecuencias administrativas, e incluso penales, han sido tratadas con toda su extensión y amplitud por los expertos en leyes. En cualquier contrato, por mucha letra pequeña que incluya, resulta prácticamente imposible recoger todos los aspectos de lo que pueda ocurrir en el futuro. Los contratos, desde la perspectiva económica y empresarial, también han sido objeto de análisis, valoración y posteriores propuestas que consigan que las partes contratantes salgan beneficiadas. El contrato debe recoger el máximo de derechos de las partes implicadas y, de esta forma, aumentarán los incentivos a invertir en la relación, modificando las conductas de aprovechamiento y conflicto de intereses por un más conveniente estado “win-win”.

En la prestación de servicios suele darse una situación especial en cuanto a la información que poseen las partes, es decir el prestador del servicio y, en segundo  lugar, el demandante de dicho servicio. Es probable incluso que el primer contacto se produzca a solicitud de éste último que trata de transformar una necesidad sentida (deseo de mejorar el estado físico o su preparación de cara a una eventual participación en una carrera popular, entre otros ejemplos) en una demanda concreta. A partir de este punto, por una sencilla aplicación de la lógica que nos indica que el profesional y especialista tiene mucha mayor información que el demandante, es el profesional experto en la materia quien prescribe el cuadro de preparación y ejercicios. Esta relación de agencia deriva en una cuestión a destacar: la demanda de servicios está, a partir de entonces, inducida por el profesional, es decir se trata de una demanda inducida por la oferta, como suele suceder también cuando acudimos al médico o al abogado en busca de solución a nuestros conflictos de tipo civil o mercantil.

La respuesta a la problemática de la implementación de retribuciones variables a partir del cumplimiento, total o parcial, de los objetivos marcados por los directivos de una empresa o entidad deportiva, es algo cada vez más habitual. Los jugadores del FC Barcelona pasaron, a partir de la temporada 2003/04 a percibir un salario fijo al que se añadían complementos variables en función de logros deportivos fácilmente objetivables (lograr el título de liga o de copa, alcanzar los cuartos de final de la UEFA Champions League, siempre y cuando se hubieran disputado un número determinado de partidos). Pero no siempre resulta sencillo el establecimiento de los inventivos puesto que en ocasiones los resultados no son tan fácilmente explicitables como en el caso del logro deportivo en una competición. Pensemos, por ejemplo, en el resultado de un centro deportivo expresado en número de abonados, de sus latas y bajas o, por el contrario, en términos de la satisfacción de los usuarios.

Los tres supuestos anteriores han sido tratados, aunque en ámbitos de trabajo distintos al deporte, por los recién galardonados con el Premio Nobel de Economía. En efecto, al cabo de unos cuantos años de sus primeros trabajos, la Academia Sueca de las Ciencias ha concedido el premio Nobel de Economía a dos destacados investigadores que han dedicado gran parte de su tiempo a las consecuencias económicas de los contratos o, mejor dicho, a ver cómo a través de los contratos pueden establecerse procedimientos de actuación que sean más efectivos y eficientes. El profesor Holström, de origen finlandés y en la actualidad docente e investigador en el MIT (Massachusetts Institute of Technology) y el profesor Hart, de la Universidad de Harvard, aunque londinense de origen, han centrado buena parte de sus trabajos en mostrar fórmulas a través de las cuales se mejora la eficiencia de los contratos.

Uno de los puntos de partida de las propuestas de Holström consiste en admitir que en muchas ocasiones las partes implicadas poseen información sustancialmente desigual. Cuando acudimos a un especialista para que, a partir de su formación, conocimiento y experiencia, nos aconseje lo mejor para nosotros (sucede esto, como indicábamos anteriormente, cuando acudimos a un profesional de la salud o de la actividad física para que nos recomiende una terapia, procedimiento o conducta específica para mejorar nuestro estado de salud o rendimiento deportivo), estamos reconociendo la función de agente de dicho profesional (el profesional actúa por cuenta nuestra como si se tratara de hacerlo para sí mismo). Esta relación de agencia resuelve uno de los elementos que hace que el mercado en que operen dichos profesionales incumpla una de las condiciones de los mercados de competencia perfecta (que exige que todas las partes, oferentes y demandantes, posean toda la información acerca de los bienes y servicios que se intercambian, así como sobre el funcionamiento del mercado).  Cuando se negocian contratos sobre los derechos de propiedad, de autoría o de representación de marcas, deportistas o logros, se redactan contratos que, entre otros aspectos, establecen cuáles son los riesgos para las partes contratantes. El profesor Holström añade a todo este panorama la conveniencia de introducir incentivos económicos para mejorar la eficiencia. Uno de los ejemplos más conocidos, entre los estudios del profesor de origen finlandés, es la propuesta para que las compañías de seguro no reembolsen a los afectados por un siniestro la totalidad de los daños ya que, en el caso de hacerse, los afectados perderían la noción del valor de la pérdida.

Otra de las contribuciones de Holström tiene que ver con el sistema de remuneración por el trabajo de los directivos y empleados en una empresa. El sistema de retribuciones variables, en función de objetivos cumplidos, debe tener una presencia inversamente proporcional al riesgo de la actividad de la empresa. En este sentido, si el resultado de la actividad es fácilmente medible y presenta poca volatilidad, el sistema de retribución fija con un añadido considerable de parte variable en función de resultados (incluso de manera comparativa con lo que sucede en otras empresas del mismo sector) está justificada desde la perspectiva de la eficiencia. Uno de los estudios más controvertidos de dichos investigadores tiene relación con la retribución de los altos directivos de las empresas (aplicable a cualquier entidad y empresa deportiva, por cierto) proponiendo que más que hacerlo en función de sus logros personales se establezcan en función del logro de resultados para los accionistas o socios. Fijaron criterios para ayudar a decidir sobre la conveniencia, o no, de la gestión pública o privada, algo muy habitual también en el ámbito deportivo, especialmente entre los centros deportivos de titularidad pública.

Hart, por su parte, ha señalado como en el ámbito privado las exigencias excesivas y cortoplacistas de contención de costes (expresadas en los contratos) pueden acarrear una disminución de la calidad de productos y servicios. Además, ha señalado en sus investigaciones, basadas en evidencias suficientes y sólidas, las razones que le impulsan a recomendar a emprendedores e investigadores que deben participar de la propiedad de sus propuestas.

Otra de las contribuciones de Hart tiene que ver con los contratos incompletos especialmente aplicados en las situaciones de la fusión y adquisición de empresas y cómo se financian dichas operaciones si por la vía del endeudamiento o a través de acciones. En una línea parecida se inscriben sus aportaciones para describir las condiciones bajo las cuales resulta económicamente adecuado y recomendable la gestión privada de ciertas actividades.

 

Carles Murillo Fort

Director del Máster en Dirección y Gestión del Deporte

septiembre 2016

Reflexiones olímpicas (y VII): Gestión de los Juegos e información relativa

21/09/2016|

A lo largo de las dos semanas largas de competición olímpica en Río, como sucede habitualmente en cualquiera de las citas deportivas, se nos informa de todos los aspectos relativos a las gestas deportivas, resultados, records, biografía de los grandes atletas, entre otros aspectos.  Complementariamente se nos informa también de algunos elementes relacionados con la organización (presupuesto de inversiones, gastos de organización, patrocinio, etc.) y la gestión (precios de las localidades, asistencia, localización de los lugares donde se celebran los juegos).

Los corresponsales han informado de manera desigual de la asistencia en los estadios y gradas de algunos de los deportes más espectaculares (natación, atletismo, vóley playa, gimnasia y gimnasia rítmica…). A fuer de ser sinceros, no he encontrado forma sencilla de poder evaluar si el nivel de asistencia a las competiciones estuvo por encima, o no, de lo acontecido en otros juegos en ediciones precedentes. Lo mismo me sucede cuando trato de evaluar el sistema de precios para los espectadores. Esta información relativa no ha acompañado las informaciones y valoraciones de los enviados. Una lástima para la evaluación de un acontecimiento de la magnitud e implicaciones de los juegos olímpicos.

 

Carles Murillo

Director del Máster en Dirección y Gestión del Deporte
Barcelona School of Management
Universitat Pompeu Fabra

Reflexiones olímpicas (VI): nacionalidades

19/09/2016|

El movimiento olímpico surge de una idea de Pierre Frèdy, barón de Coubertin, a finales del siglo XIX. Un grupo de personalidades del mundo diplomático y de la nobleza, encabezados por el propio Coubertin, unen esfuerzos para poner en marcha una manifestación deportiva con varias disciplinas, siendo el atletismo el centro neurálgico de lo que luego pasarán a denominarse Juegos Olímpicos. Este grupo constituye en 1894 el Comité Olímpico Internacional (COI) que será, a la postre, el organismo encargado de la puesta en marcha de los Juegos Olímpicos de la era moderna. Atenas, en 1896, alberga la primera edición de unos juegos en su modalidad de juegos de verano. Los primeros juegos de invierno se celebran en 1924 en la ciudad de Chamonix, en Francia. El COI se estructura en comités nacionales, además de los comités organizadores de cada ciudad sede de los juegos que, según la Carta Olímpica, se responsabiliza de la gestión de los juegos y, lo que es más importante, de la financiación de los gastos incurridos.

La participación de los deportistas se organiza por naciones, de tal modo que los símbolos más destacados de los Juegos van a ser la bandera olímpica, con los cinco anillos representando a los cinco continentes, la antorcha olímpica y las banderas de cada uno de los países participantes. Durante muchos años la competición se reserva a los deportistas amateurs. El interés mediático que los juegos despiertan entre los aficionados y seguidores del deporte, reclama la atención de las grandes figuras (muchas de ellas pasadas al profesionalismo) y, consecuentemente, a las empresas patrocinadoras de eventos, clubes y deportistas. Los Juegos se abren a todos tipo de deportista a pesar de que cuando compiten en las olimpiadas lo siguen haciendo bajo una bandera nacional.

A partir de este momento surgen las preguntas y las paradojas. ¿La bandera con la que compiten debe ser la del país que aparece en el pasaporte del deportista o la de su sede fiscal? El lema del barón de Coubertin, que durante tanto tiempo ha inspirado el quehacer de la familia olímpica (lo importante no es ganar sino participar) ¿justifica las nacionalizaciones por la vía exprés de muchos deportistas? Hasta que punto la profesionalización creciente del deporte de élite es compatible con una competición en que los atletas tratan de mejorar sus records y lograr triunfos a nivel nacional? Hay quien sostiene que los juegos deberían ser un conjunto de competiciones entre los mejores deportistas, independientemente de sus orígenes. Una decisión de este tipo iría en contra de la actual organización del movimiento olímpico pero, probablemente, reduciría conflictos entre naciones a partir de la competencia deportiva. El dilema está ahí, las opiniones son libres y la decisión final compleja.

Carles Murillo

Director del Máster en Dirección y Gestión del Deporte
Barcelona School of Management
Universitat Pompeu Fabra

Reflexiones olímpicas (V): La màgia carioca “Tranquilo, tudo vai dar certo”

15/09/2016|

LOS JUEGOS VISTOS POR UN EXTRANJERO

La Màgia Carioca “tranquilo, tudo vai dar certo” dels Jocs de la Alegria. Van ser dues setmanes intenses, emocionants i emotives; ara les Olimpíades han passat d’un somni a un record, el món torna a la normalitat, una normalitat que mai s’atura, però que durant els Jocs Olímpics, provoquen una sensació d’amnèsia momentània: sembla que tot passi a segon pla i que els humans podem deixar tota la foscor i misèria del món per refugiar-nos en l’esport, que és capaç de regalar-nos moments màgics que maquillen la realitat.

En cada competència esportiva hi va haver drama, emoció, tristesa, felicitat i nostàlgia. Hem pogut veure a molts atletes demostrar la seva grandesa i avui, els admirem pel seu esperit que els ha portat al capdamunt de les seves disciplines; com ho han estat Michael Phelps o Usain Bolt, que es van retirar com a autèntics campions i llegendes (possiblement els millors) dels seus respectius esports. Aquesta és l’essència dels Jocs Olímpics.

Potser les Olimpíades de Londres en el 2012 van brillar per la seva organització i les de Tòquio el 2020 seran les més tecnològiques, però serà molt difícil que li treguin a Rio el títol de les Olimpíades més alegres i musicals que s’ha viscut mai. Des de les “bossa novas” del dia de la inauguració fins als tambors que van celebrar l’or olímpic obtingut pel Brasil de Neymar, Rio no ha parat de gaudir de l’esdeveniment esportiu més important del món.

Hi ha una frase al Brasil que sintetitza en quatre paraules l’optimisme característic d’un poble acostumat a lluitar amb moltes dificultats i amb un estat de crisi permanent: “Tudo vai dar certo”, el que ve a ser “al final tot sortirà bé”. Aquesta frase s’adapta perfectament a l’organització dels Jocs Olímpics, que lluny d’haver estat els més perfectes de la història, tampoc han estat tan desastrosos com molts auguraven. Afortunadament, després de mesos carregats de tensió per l’exagerada amenaça del virus de la Zika, i l’estigma de la inseguretat per un país on el 70% de la població resideix en “fabelas”, en cap moment s’ha percebut cap sensació d’incomoditat o inseguretat pels espectadors.

El transport ha estat un altre dels grans reptes de Rio 2016. La construcció del metro fins a Barra de Tijuca, a les rodalies del Parc Olímpic, és un dels principals llegats que els Jocs deixaran als carioques. No obstant això, els embussos han estat constantment presents al llarg dels dies. El fet de concentrar els Jocs en 4 àrees de competició, va provocar que el transport tant per els atletes i els treballadors, com per els aficionats comportés durades d’entre 1,5 i 3 hores per trajecte, entre les diferents seus de la ciutat. D’altra banda, la sensació de la poca assistència de públic, ha estat també un dels aspectes més destacats d’aquests Jocs. Excepte comptades excepcions, les entrades han estat fluixes. Malgrat estar totes venudes, els espais a les grades eren una constant en totes les competicions. Tot plegat, en unes instal·lacions ampliades amb un muntatge provisional, exprés per als Jocs i que no deixarà llegat per a la ciutat.

A Rio han succeït coses que haguessin estat impensables en qualsevol altre país. Hi han hagut llargues cues d’entrada a les instal·lacions, escassa senyalització d’indicacions per a l’espectador, una gran escassetat de serveis en cada un dels complexos esportius, no obstant això, el caràcter del voluntari carioca, sempre alegre i amb un “bom dia” i un somriure cada matí, fa que et resulti tot més conciliador. A més, la sensació, malgrat tot, és que l’esport pot amb tot, cosa que no hauria de sorprendre molt, perquè és la costum. “La premsa internacional li deu una disculpa a Rio de Janeiro i a Brasil, perquè ha estat una experiència magnífica. Fa un any i mig que estem escoltant històries negatives (…) en canvi vam veure l’esperit, l’energia i la bellesa de la ciutat i la seva gent”, va declarar fa uns dies l’ex gimnasta nord-americà Bart Conner.

Anaven a ser els Jocs del Zika, de la inseguretat, del caos, del boicot de Rússia o del dopatge, però, com sempre, ha acabat sent el de les estrelles de l’esport que marxen i de les que estan arribant. Potser, en la caòtica ment dels carioques, al ser capaços d’arribar en l’últim segon i de resoldre hàbilment els seus errors amb un gran somriure, festa i samba, matèria primera que mai faltarà a Rio, sigui la veritable definició de l’èxit. A Rio, aquest planeta tropical aliè a la resta de l’univers, ningú s’atreveix a dubtar-ho: aquests han estat els “Juegos Maravillosos”.

Oriol Martí Aguaron

Alumni Máster en Dirección y Gestión del Deporte
Barcelona School of Management
Universitat Pompeu Fabra

Reflexiones olímpicas (IV): Me río de Janeiro…

13/09/2016|

Nunca tuve dudas de que Rio 2016 nos podía ofrecer, unos grandes juegos olímpicos, una Gran Fiesta……. a la brasileira. Seguramente la palabra Fiesta es una acepción propia de España, que Brasil ha sabido apropiarse y adaptar a su particular idiosincrasia.

Si nos ceñimos a las imágenes que las televisiones nos han brindado, los Juegos de Río han sido excelentes:

  • Unos resultados deportivos de primer nivel, tanto por los records alcanzados como la preeminencia de las figuras deportivas: Phelps, Bolt, Ledecky, Biles, ….
  • Espectaculares escenarios para el desarrollo de las pruebas urbanas: ciclismo, marcha, maratón, triatlón, etc.…. abarrotados de público….
  • Estadios y pabellones llenos, con un venue look muy característico y acertad, con una torzida apasionada, muy fervorosa, o excesivamente fervorosa, de sus ídolos nacionales.
  • Una calidad excepcional en la producción televisiva.

Pero si hemos seguido las noticias seguramente se abren otras cuestiones:

  • La prioridad de celebrar unos Juegos en un país donde las prioridades debieran estar en otras áreas sociales, desgraciadamente esa es una decisión de los políticos que debieran asumir sus responsabilidades.
  • Los sobrecostes de construcción han duplicado las previsiones iniciales.
  • La excesiva privatización de la mayoría de la inversiones, abren un marco a la especulación inmobiliaria sobre las operaciones olímpicas.

Otros temas irresolubles y previsibles como:

  • La antorcha y las posibles acciones reivindicativas en su ruta.
  • El tráfico, en una ciudad de natural en estado de congestión permanente.
  • La escala de la ciudad, la inevitable distancia de las instalaciones a la villa olímpica, con los tiempos de traslado a las instalaciones de competición y de entrenamiento.
  • El funcionamiento de la villa, todo el mundo sabe que cuando se compra una casa hay tiempo de puesta en marcha inevitable, era previsible que tenía que haber habido un equipo que hubiese verificado y subsanado todos las deficiencias de la entrega de una vivienda, desgraciadamente la pagaron los australianos, y la acabó pagando la organización, el coste de imagen y el sobrecoste de los trabajos de puesta a punto.

Los Juegos tienen que ser una fiesta global o no serán. Por tanto no hay mas remedio que aprovechar la excusa de Río, de la crisis mundial, para seguir reflexionando hacía dónde tienen que ir los JJOO.

Está claro que es importante garantizar una estándar mínimo ¿ pero cuál? El mundo no tiene sólo una cara, una forma de ver la cosas, por suerte el mundo es rico en su diversidad y esa era hasta Sydney 2000 la riqueza de los JJOO, cada ciudad ha ido dejando su impronta, su sello de entender cómo hacer y organizar los JJOO.

Esperemos que la agenda 2020 del CIO, publicada en enero del 2015 permita romper la tendencia y el contra-sentido, de disponer la mayoría de las instalaciones en un área (el modelo de Sydney) que se ha replicado persistentemente en Atenas, Pekín, Londres, Sochi. Río, no es el modelo, la hiper concentración no es compatible con los conceptos de legado y de la sostenibilidad y esa es una contradicción que el CIO debe interiorizar, verbalizar y exteriorizar. Los modelos deben ser Barcelona y Atlanta, seguramente extremos, el primero por la dimensión de las instalaciones, las más pequeñas de la historia y por la dispersión, hasta un total de 17 sub-sedes se utilizaron en los JJOO de Barcelona, el legado olímpico de Barcelona es referencia, el caso de Atlanta se ubicaría justamente en el otro extremo, si ahora paseas por Atlanta será difícil descubrir alguna traza de los JJOO, aparte del Centennial Olympic Park inflatable park.

En la era digital hay que primar la calidad de las imágenes de la producción televisiva que incide directamente sobre las millonarias audiencias, que los privilegiados espectadores que asisten en directo a la celebración de las competiciones, debieran considerarse como puro atrezzo necesario para el éxito del espectáculo deportivo y que afectan directamente en el sobre-dimensionado de las instalaciones y en los costes de inversiones y su difícil rentabilidad y sostenibilidad “a posteriori” de los Juegos.

Isidre Rigau

Profesor de Eventos Deportivos del Máster en Dirección y Gestión del Deporte
Barcelona School of Management
Universitat Pompeu Fabra

Reflexiones olímpicas (III): El significado de los Juegos para los brasileños

09/09/2016|

Todavía no puedo acabar de creerme que algo así tan importante como la celebración de los Juegos Olímpicos y Paralímpicos haya pasado en mi ciudad y justamente en mi generación. Este es el principal pensamiento que tengo ahora que los Juegos Olímpicos que acaban de terminar.

Mi primera reacción, al recibir la invitación a escribir un post para el blog del máster, fue empezar recordando todo aquellos que los Juegos han significado (y todavía significan) para mí. Gracias a los Juegos tengo la oportunidad de expresar percepciones personales desde una perspectiva profesional, que va más allá de la de un simple aficionado al deporte. Tengo una formación jurídica, soy licenciado en derecho, pero siempre tuve deseos de trabajar con el ámbito del deporte. Noté que me faltaba algo en mi formación; me faltaba, el argumento decisivo, el factor que pudiera asegurarme que hacer un cambio de orientación era la decisión correcta y que, ésta, no estaba solamente inspirada por la emoción. Estos argumentos se han visto reforzados y consolidados gracias a la realización de los Juegos Olímpicos en mi ciudad.

He utilizado mi ejemplo personal, exactamente para que podamos reflexionar acerca de que cuantos otros millares de “Diogos”, por diferentes razones, no han efectivamente cambiado su vida por la realización de lo mayor evento deportivo del mundo aquí en Rio de Janeiro. Estoy convencido que habrá muchos otros casos como el mío inflatable water park.

Desde el punto de vista de la atracción que supone la realización de los Juegos Olímpicos para una ciudad, es innegable que uno de sus principales efectos es la llegada de una gran número de visitantes. Otros, en cambio, han dedicado parte de su tiempo de vacaciones a seguir las retransmisiones de las competiciones deportivas a través de los medios de comunicación y, especialmente por televisión e internet. Tanto unos como otros se habrán percatado el éxito de los Juegos de Río 2016. Esto era exactamente lo que creo que Brasil necesitaba, especialmente teniendo en cuenta el período de recesión económica e inestabilidad, por el que está atravesando el país.

Habrá quienes digan que “todavía es peor el sentimiento de miedo que la crisis genera, que la propia crisis”. No soy un economista y quizá mi pensamiento puede parecer muy simplista, pero el pesimismo que la crisis genera en toda la sociedad me parece tener una gran relevancia para empeorar todavía más el panorama (la gente, aunque todavía no afectada directamente por la crisis, empieza a gastar menos, los inversores adoptan posiciones más conservadoras, las empresas despiden a sus empleados, no hay compraventa de propiedades, etc.). Ante todo este panorama y  si tuviera que elegir cuál es el mejor regalo que el movimiento olímpico ha dejado a la ciudad de Rio, seguramente me decantaría por el optimismo y el rescate del sentimiento de orgullo del propio país que ha inundado la mente y el corazón de la mayor parte de los brasileños. Esta sensación es si cabe más importante si tenemos en cuenta la desconfianza generalizada (incluyendo a los propios brasileños) que despertó la decisión de otorgar a Río la realización de las Olimpíadas del 2016 en territorio carioca.

Seguramente, todos aquellos lectores de Barcelona o que tengan alguna relación con esta ciudad, entenderán perfectamente mis argumentos y mis sensaciones. Ojalá, los próximos 24 años hagan tanto bien a Rio como lo hicieron los últimos 24 a la ciudad de Barcelona.

Diogo Almeida

Alumni Máster en Dirección y Gestión del Deporte
Barcelona School of Management
Universitat Pompeu Fabra

Reflexiones olímpicas (II): Gritos y susurros

07/09/2016|

Joel Louis y Max Schering compitieron por el cetro de los pesos pesados de boxeo en la década de los 30’s,. Muhammad Allí, Joel Fraire y, luego, George Forman lo hicieron en los unos cuantos años más tarde. El imprescindible filme documental “Cuando éramos reyes” (“When we were kings”) es un excelente referente del significado deportivo, social y político que acompaña a cualquier tipo de competición deportiva en el máximo nivel. La confrontación entre Louis y Schmeling sirve de marco de reflexión a Walter Neale para publicar, en Quarterly Journal of Economics en 1964, uno de los artículos de mayor trascendencia en la incipiente disciplina de la economía del deporte. Neale destaca que “la empresa deportiva” (el deportista, en este caso, como podría ser un club en otras situaciones) obtendrá mayores beneficios económicos (y de reputación) en la medida que su rival sea de mayor entidad. Es precisamente todo lo contrario a lo que sucede en el mundo de los negocios y la competencia entre empresas y entre marcas.

Los estadios, arenas y pabellones se llenan cuando los mejores compiten entre sí por un record, un resultado o un campeonato. Si esto es así, ¿acaso la piscina o el estadio olímpico de Río hubieran tenido menor afluencia de público sin la presencia de Usain Bolt o Michel Phelps, claros dominadores de sus respectivas pruebas? Bolt y Phleps tenían en los deportistas con marcas parecidas sus máximos rivales, de la misma forma que también competían también con sus propios records personales (número de medallas en unos mismos juegos o acumuladas en sus diferentes participaciones a lo largo del tiempo). El tipo de competición, tanto en atletismo como en natación resulta ligeramente diferente a la contienda directa y única entre rivales, como sucede por ejemplo en el caso del fútbol, rugby, baloncesto o tenis.

El deporte de competición genera mayor interés en la medida en la que unos pocos deportistas son los que realmente tienen probabilidad elevada de hacerse con el triunfo. En el ámbito empresarial, por el contrario, la empresa exitosa es la que se hace con la mayor cuota de mercado expulsando en la medida de lo posible a sus potenciales competidores. Que los mejores deportistas, en cualquier disciplina deportiva, identifiquen bien a sus mejores rivales no es óbice para que establezcan estrategias de preparación física y técnica para superarlos. También, y de manera cada vez más frecuente, se añaden elementos psicológicos e incluso tretas para superarlos.

La concentración de un deportista en el momento de la competición es uno de los factores clave de su éxito. Tratar de desarticular exógenamente este instante mágico de la máxima predisposición al éxito es, por otra parte, una forma de limitar sus posibilidades. Los momentos de más alta concentración y de explosión del instante de mejor preparación de toda una temporada se ayudan con un ambiente favorable que facilite y predisponga al triunfo. El silencio en una cancha de tenis o en un campo de golf (jueces y árbitros ejercen su autoridad para contribuir a este clímax tan especial) facilitan al deportista las mejores condiciones para rendir al máximo. En ocasiones, los atletas, invitan al público para que con el ritmo de sus palmadas se sientan empujados para alcanzar el mejor salto o carrera. Sin embargo, en una cancha de baloncesto o balonmano, de la misma forma que en un campo de fútbol, el griterío suele ser ensordecedor. Este hecho ocurre reiteradamente cuando se produce una jugada especial como es el caso, por ejemplo, del lanzamiento de una pena máxima en el futbol, o los tiros libres a la canasta rival en el final de un ajustado partido de baloncesto inflatable tent.

Pero no solamente es el público el que contribuye con sus silencios o gritos de ánimo (reprobación) a facilitar (entorpecer) la concentración del deportista, también son los propios competidores quienes, a veces, con sus actitudes, tretas y engaños, tratan de poner a flor de piel los nervios de sus rivales más destacados. La exteriorización del esfuerzo de los tenistas es algo cada vez más habitual en las selectas pistas de tenis, de la misma forma que últimamente lo son los gritos para desmotivar al contrario con la consecución de un logro parcial (vóley playa, bádminton, baloncesto, fútbol…), así como las más extravagantes formas de celebración de un logro deportivo (fútbol, tenis…). De lo espontáneo se pasa a lo premeditado, de la reacción innata a la estudiada como forma de atacar (humillar, en ocasiones) al rival. Los medios de comunicación suelen detenerse más en estos detalles que en la propia ejecución del juego. ¿Estaremos entre todos poniendo en entredicho algunos de los valores fundamentales del deporte?.

 

Carles Murillo

Director del Máster en Dirección y Gestión del Deporte
Barcelona School of Management
Universitat Pompeu Fabra

Reflexiones olímpicas (I): Estadio Olímpico y pebetero

05/09/2016|

Hace apenas unas semanas hemos asistido a la cita deportiva de mayor envergadura: los juegos olímpicos de verano que, en esta ocasión, han tenido como lugar de celebración la ciudad de Río de Janeiro. Río 2016 ya es historia, a pesar de que comienzan en breve los juegos paralímpicos en esta misma sede. Desde esta ventana del webblog del Máster en Dirección y Gestión del Deporte de la Barcelona School of Management queremos aportar algunas reflexiones al respecto. Los posts que aparecerán secuencialmente en los próximos días son el fruto de la opinión diversa de quien estuvo en Río (Diogo Almeida y Oriol Martí, ambos alumni del Máster) y de otros que lo vivieron desde la distancia (Isidrre Rigau y Carles Murillo, profesores del Máster). A todos ellos, nuestro agradecimiento por su tiempo y opiniones, y a los lectores, la invitación para compartir estos pensamientos y percepciones esperando que en cualquier saso este trabajo sirva para mejorar la gestión de las competiciones deportivas en el futuro.

 

ESTADIO OLÍMPICO Y PEBETERO

Noche del 25 de julio de 1992. Estadio Olímpico de Montjuïc (actualmente denominado Estadi Lluis Companys). Los organizadores de los juegos de Barcelona tenían preparadas algunas sorpresas para la ceremonia inaugural: el espectáculo de presentación de los juegos, la última posta con la llegada de la llama olímpica al estadio y la forma de prender el pebetero. Creo que a todos los que presenciamos aquellos inolvidables momentos se nos heló, por unos instantes, el corazón cuando Antonio Rebollo (atleta paralímpico) lanzó la flecha que trasladó la llama olímpica al pebetero del estadio. Se calculó que 2.000 millones de personas vieron la ceremonia a través de la televisión. Las imágenes que quedan prendidas en nuestras retinas en relación con éste, y las otras ceremonias inaugurales, asocian diversos ingredientes indispensables: un estadio ataviado con sus mejores galas, una ceremonia que trata de lanzar al mundo elementos significativos de la historia, cultura y tradiciones de la ciudad que alberga los juegos, un estadio rodeado del anillo en el que días después de disputan las competiciones de atletismo repleto de deportistas olímpicos, técnicos, preparadores y representantes de los organismos federativos. Río no fue una excepción. Seguramente también la gran mayoría de los espectadores (por lo que se desprende de los comentarios aparecidos en la prensa nacional e internacional) disfrutamos de dicha ceremonia en cualquiera de sus facetas. Personalmente, me quedo con la belleza plástica de las intervenciones artísticas y la recuperación de algunos pasajes de vida de Brasil que he tenido la inmensa fortuna de conocer en algunos de mis viajes por el país. Amigos y conocidos me venían a la memoria con una rapidez propia de algún record olímpico de los que no se registran en los estadios y pabellones.kids bounce house

Tan solo me faltó uno de los elementos habituales: el estadio no dispone del aro para la disputa de las competiciones atléticas. Luego, como bien reflejaba Santiago Segurola, en el estadio donde se disputaron las pruebas de atletismo no se veía el pebetero, es decir no había llama olímpica, que apostillaba manifestando que “en Río hay grandes récords y fenomenales atletas pero no hay fuego olímpico. Más que unos juegos parece un mundial de atletismo. Por esas tonterías comienzas los conflictos y los problemas de identidad”. El mismo Segurola señala, en un nuevo artículo, que “…el atletismo ha perdido el papel preponderante, sin el estadio en el anillo olímpico, sin pebetero, sin llama y sin ceremonia de inauguración. Si no es una afrenta, lo parece”.

El olimpismo ha logrado que la simbología tenga una papel preponderante en todo su quehacer. Bajo esta denominación se agrupan todas las competiciones multideportivas con diferente alcance geográfico y regional y, desde los juegos de Seúl en 1988, para diversos colectivos, tratando de hacer suyo la voluntad inclusiva del deporte. Los aros olímpicos tienen un significado indiscutible, tanto desde una perspectiva emocional, como deportiva e incluso económica (es una de las marcas más reconocidas, por no decir que es la marca protagonista en el mundo del deporte). La llama olímpica, el pebetero, el pódium, los himnos y el anillo olímpico deberían constituir también signos irrenunciables.

 

Carles Murillo

Director del Máster en Dirección y Gestión del Deporte
Barcelona School of Management
Universitat Pompeu Fabra

agosto 2016

La financiación de los sistemas deportivos

31/08/2016|

Los sistemas deportivos son aquel conjunto de elementos que contribuyen al desarrollo del deporte, no sólo de competición sino en todas sus variantes, que se llevan a cabo en un país. No existe un único sistema deportivo que se implante en todos los países, pueden variar según el conjunto de elementos que lo conforman, el ámbito territorial sobre el que tiene competencia, según sea su naturaleza, si es público o privado, y otras muchas variables que inciden en la naturaleza de los sistemas deportivos.

La gestión de la política deportiva está estructurada de forma diferente según se decida en cada país. De todas maneras, existen una serie de elementos que son comunes en todos ellos, de los que destacaríamos principalmente:

  • El ordenamiento jurídico: el marco que contiene la normativa y el conjunto de leyes por el que se lleva a cabo todo sistema deportivo en su conjunto y cada uno de sus elementos.
  • La estructura deportiva: conformada principalmente por el sector público y por el sector privado.
  • La infraestructura deportiva: todos los equipamientos, ya sean instalaciones cerradas o al aire libre, necesarios para el desarrollo de las actividades deportivas y cuya titularidad puede ser pública o privada.
  • Los recursos económicos: principalmente están constituidos por las subvenciones públicas pero también por la aportación de loterías, derechos de TV, patrocinios, etc… en este artículo trataremos este punto con más detalle.

Como hemos hecho referencia anteriormente, los modelos actuales son muy diferentes entre todos los países pero, básicamente, todos ellos se sostienen sobre dos pilares. Por una parte, gracias a las facilidades en las diferentes legislaciones sobre entidades sin ánimo de lucro y, por otra parte, las subvenciones recibidas por parte de las Administraciones Públicas de cada país que financiaban las actividades deportivas de las diferentes entidades.


Diferentes formas de financiación

La Unión de Federaciones Deportivas de Catalunya (UFEC) ha realizado un estudio comparativo entre diferentes sistemas deportivos de todo el mundo que han recopilado en el libro “Sistema Esportiu Català, temps de decidir, temps de sumar” (en catalán) y que su presidente, Gerard Esteva ha explicado en diferentes conferencias realizadas a lo largo de todo el año pasado. Si existen dos países totalmente antagónicos en cuanto a la financiación de sus sistemas deportivos en Europa estos son, sin duda alguna, Italia y Dinamarca. El país transalpino, con un presupuesto de casi 450M de euros, recibe el 97% (430M) a través de subvenciones públicas. Por el contrario, Dinamarca, con un presupuesto mucho menor, alrededor de 40M de euros, se financia, casi íntegramente, a través de los ingresos de la lotería nacional.

Es evidente que las subvenciones públicas son las que aglutinan un porcentaje mayor de la financiación de la gran mayoría de los sistemas deportivos de todo el mundo pero esta política de subvenciones está cambiando paulatinamente, en gran medida gracias a la crisis económica a la que se han visto sometidos todos los países durante estos últimos años.

Países como Holanda, con un presupuesto de 249 M de euros, 147 de los cuales son subvenciones públicas o también el caso de España. El sistema deportivo español se aglutina en torno al Comité Olímpico Español con unos ingresos anuales de 4,2M de euros aproximadamente, de los cuales, una gran parte, casi 900.000 euros provienen de subvenciones del Consejo Superior de Deportes.

Por el contrario, existen sistemas deportivos totalmente antagónicos a los anteriores. Estados Unidos es un ejemplo. El financiamiento de su sistema deportivo proviene en gran parte de sus derechos de marca e ingresos de sus inversiones. Los ingresos anuales (2013) son de 135 M de euros aproximadamente, de los cuales los derechos de marca representan más del 50% y los ingresos de sus inversiones casi llegan al 20% de su presupuesto.

 

Retos de futuro para diversificar las diferentes fuentes de ingresos

Es evidente que las fuentes de ingresos de los sistemas deportivos se han de ir modificando en los próximos años, tendiendo cada vez en mayor medida, hacía la diversificación cada vez mayor de los ingresos, tendiendo hacia un mayor protagonismo los ingresos provenientes del sector privado.

Esta diversificación de las fuentes de ingresos es necesaria para garantizar la sostenibilidad en el futuro. Algunas de estas fuentes de ingresos que han de ser claves para una mejor financiación de los sistemas deportivos en el futuro podrían ser:

  • Aportaciones de las loterías nacionales: a través de una tasa que se aplique en las loterías nacionales como ya sucede actualmente en algunos países europeos es una de las nuevas vías que se han de explotar en el futuro.
  • Ingresos por la gestión de recursos propios: ha de ser una de las principales vías de ingresos. Las Administraciones son propietarias de un gran número de instalaciones deportivas y, la externalización de la gestión conjuntamente con un cánon que, a su vez, pueda revertir sobre las entidades locales son esenciales para la mejora de la financiación.
  • Derechos de marca y de televisión: es una fuente de financiación muy recurrente ya en algunos sistemas deportivos, EEUU como hemos visto anteriormente. También los derechos sobre competiciones profesionales, sobre el consumo de espectáculos deportivos y grandes eventos son también una buena manera de compensar las grandes inversiones que requieren la gran mayoría de estos grandes eventos deportivos.
  • Otros ingresos: tasas sobre diferentes actores de la economía de cada país, como un porcentaje sobre las operadoras móviles (en Argentina aplican el 1%), tasas bancarias destinadas a la promoción del deporte base, tasas sobre la venta de hidrocarburos, tabaco y alcohol.

Las donaciones por parte de entidades privadas, aportaciones por parte de los integrantes de los sistemas deportivos, como son Federaciones y Clubs o el incremento de los ingresos comerciales y por la venta de licencias han de ser también claves en la redefinición de los sistemas deportivos para su mejor sostenibilidad en el futuro.

Según el informe elaborado por el Consejo Superior de Deportes, “Las grandes cifras económicas de las Federaciones Deportivas 2007-2015”, recoge la evolución de las cuentas desde el año 2007 al 2015, cerrando este último ejercicio con resultados positivos en el global de Federaciones, lo que confirma un cambio de tendencia iniciado el ejercicio anterior y se han obtenido, pese a una disminución notable de los Ingresos Totales como consecuencia de la crisis económica, gracias a que las federaciones deportivas han ajustado sus Gastos Totales teniendo en cuenta la nueva coyuntura.

 

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Cómo se puede ver en el gráfico anterior las subvenciones aportadas por las Administraciones Públicas (Consejo Superior de Deportes, becas ADO, Comunidades Autónomas entre otras) han ido decreciendo anualmente desde el año 2007 lo que ha representado un fuerte impacto en los ingresos de las Federaciones que, durante este periodo han sido incapaces de incrementar los recursos propios para hacer frente a este descenso de las subvenciones debido al contexto económico actual lo que ha implicado una fuerte crisis en estas entidades inflatable games.

Para Josep Giménez, Presidente de la Federación Catalana de Deportes para personas con Discapacidad Física, “el nuevo contexto actual en el que se han reducido significativamente las subvenciones públicas ha hecho replantear los presupuestos de todas las Federaciones”. Manel Pinto, Presidente de la Federación Catalana de Esquí Náutico va un poco más allá en sus declaraciones, “el objetivo actual de las Federaciones de deportes más minoritarios es la subsistencia, no tenemos ni los recursos, ni la capacidad de captar patrocinadores ni la difusión mediática de deportes como el fútbol o el baloncesto y, en esto contexto, es muy difícil sobrevivir”. En los próximos ejercicios resultará imprescindible conseguir nuevas vías de ingresos, explicadas anteriormente, para que las Federaciones puedan llevar a cabo sus actividades propias, como la organización de eventos y campeonatos deportivos con los que puedan generar parte de los ingresos necesarios para su existencia.

Todo lo que el hombre sembrare, eso también segará

18/08/2016|

En el año 1989 había en Colombia muy pocas razones para alegrarse. El país atravesaba por un período intenso y doloroso de extrema violencia: los narcotraficantes y su auge sombrío, las guerrillas y grupos paramilitares que se enfrentaban constantemente contra el ejército nacional, la prácticamente nula credibilidad de las instituciones (inclusive de las gubernamentales) y la inseguridad rampante en los campos y las ciudades teñían el terreno de una espesa y sangrienta peste infértil. Igual que en otros momentos de la historia, el deporte servía como escape de una angustiante realidad hacia otra que, no menos real, dejaba respirar aires de alegría y libertad.

31 de mayo de ese mismo año. Aquí tenemos 11 hombres valerosos entrando al campo del estadio Nemesio Camacho “El Campín” de Bogotá. Son los titulares del Atlético Nacional de Medellín, exiliados de su tierra para jugar la final de la Copa Libertadores de América por cuestionables disposiciones de la CONMEBOL (Confederación Sudamericana de Fútbol) que incluían entre sus eufemismos la capacidad limitada del estadio local.  Representan al resto del plantel, todos nacidos en Colombia, y en los siguientes 90 minutos, harían historia: lograron que germinara belleza entre rocas y sequedad.

El camino hasta aquella final había representado casi tanto sufrimiento como el que estaba experimentando la desangrada sociedad “cafetera”. Pero había una diferencia; una grandísima diferencia: este camino era mucho más que una gesta deportiva, este camino había abierto la senda hacia la esperanza que Colombia había ya desechado. Los ojos de todo un país, y sus corazones, se habían depositado, unánimes, olvidando rivalidades regionales y colores de camisetas, en el equipo verde y blanco de Antioquia. Atlético Nacional de Medellín, en ese año, se hizo literalmente Atlético “Nacional” de Colombia. Sus históricas victorias lo llevaron a conquistar la primera Copa Libertadores para el país, y éste, cansado de ver tanta sangre, volteó su mirada con esperanza a favor del deporte, a favor del fútbol, a favor de la vida y el deseo de inmortalidad que toda alma anhela. No era Nacional en el campo del Campín; era Colombia entera.

A partir de ese día Atlético Nacional se convirtió en el club más popular de Colombia. En todo rincón de este país se encuentra alguno de sus seguidores, aunque no haya pisado nunca el Atanasio Girardot ni la ciudad de Medellín. En los años que siguieron el club creció y se fortaleció, se mantuvo fiel a un estilo de fútbol “lírico” muy atractivo y a la política de contratar solo jugadores criollos; ganó títulos locales e internacionales. En resumen, escribió la palabra “Colombia” como una rosa de Sharon entre los espinos, haciéndola brillar con extrañeza por sus asociaciones de éxito y vida entre las casi infinitas noticias, titulares y reportes que la publicaban con colores escarlatas y negros de muerte y violencia.

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En el año 1996, después de un subcampeonato de la Libertadores, Atlético Nacional fue adquirido por la Organización Empresarial Ardila Lülle y dio un vuelco a nivel administrativo encaminándose hacia la solidez institucional. Además de la merecida admiración competitiva, ahora los administradores del fútbol en Colombia fijaban sus ojos en la gestión ejemplar del club. Directivos capaces y comprometidos sostuvieron con ímpetu el éxito deportivo llevándolo a una dinámica que mantuvo al equipo en los lugares altos de la tabla y figurando intermitentemente a nivel continental. Sin embargo, los títulos se hicieron esquivos y el continente parecía revelarse contra su antiguo conquistador. Los clubes argentinos y brasileños dominaron las últimas dos décadas de la gran justa sudamericana con solo algunas apariciones fugaces de rebeldes equipos de otras naciones que usurparon su trono inflatable obstacle course.

Con este terreno seco y sin fruto el club “paisa” se arriesgó y sembró. De la mano de su gerente deportivo Víctor Marulanda y su presidente Juan Carlos De La Cuesta, en el año 2011 se atrevió a invertir por encima de su acostumbrado presupuesto con el objetivo de recuperar la competitividad continental. Cifras exorbitantes para el mercado colombiano marcaron la contratación de los mejores jugadores disponibles y significaron el arado del triunfo que hoy se cosecha.

El objetivo parecía inalcanzable, pero los esfuerzos por acercarlo fueron osados. La mentalidad se dispuso para regar y abonar en el mediano-largo plazo y se apostó por la continuidad de un proyecto deportivo sostenible. ¿La fórmula? Entrenadores de talla internacional con ideas y conceptos claros de juego, la adquisición audaz de futbolistas con un criterio predeterminado y la potenciación del fútbol base.

En los siguientes cinco años manteniendo cierta base de regularidad en su nómina, el equipo maduró futbolística, mental y competitivamente. Diversas actuaciones destacadas en las copas internacionales, éxitos locales sin precedentes, partidos épicos como los de antaño e incluso golpes fuertes como el subcampeonato de la Copa Sudamericana del 2014 formaron en carácter de un equipo que hoy no se achica ante ninguno del continente americano, sobre el cual nuevamente se corona rey como en aquel año 89. Esta vez, su casa y su gente lo vivieron expectantes en medio de una atmósfera política y social que pregona tiempos de paz; en medio de una Colombia que si algo quiere recordar de las décadas pasadas, es precisamente el éxito deportivo que hoy revive.

El proyecto ambicioso de Atlético Nacional y su nueva coronación en la Copa Libertadores, máxima competencia latinoamericana, hace que todo el continente se rinda a sus pies de la misma manera en que todos lo haremos ante el regreso inminente del Salvador del mundo; y a su vez recuerda que para poder segar es necesario sembrar, cuidar, regar y fertilizar. Un fruto no crece por el azar; tampoco un campeón se hace sin sudar.

Juan José Correa O.

Alumni, MGEE 9

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